MI DESEO

Que este año sea para todos vosotros tan moldeable como la plastelina, ósea, que hagáis con él lo que os dé la gana.
Antonia J Corrales

¡¡¡Feliz año!!!


Que este nuevo año que se nos viene encima sirva para que durante el paso al próximo no tengamos que pedir las mismas cosas de siempre, porque ya estamos un poco hartos. Aquí os dejo dos frases al punto con las que cocinar esos 365 días que tenemos por delante. Y no olvidéis que los que beben y beben son los peces... Os quiero a todos aquí a la vuelta. !!!Feliz 2009!!! y gracias por estar ahí.




No hay camino para la paz, la paz es el camino.

Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.

Mahatma Gandhi 1869-1948. Político y pensador indio.

PD: Se me olvidaron los buenos propósitos, pero es que aún no me conozco lo suficiente...

Como diría Groucho Marx: debo confesar que nací en una edad muy temprana.




Navidad desde "El pico del águila"


Es difícil hablar u opinar sobre estas fechas en las que las emociones surgen como estrellas fugaces sobre el cielo; sin previo aviso, sin darnos tiempo para reflexionar. En estos días los sentimientos ascienden a la superficie como lo hacen las burbujas del cava ; a cada brindis un nuevo recuerdo, una nueva sensación.

Un sentimiento extraño de nostalgia nos hechiza y hace que nos sintamos más vivos y vulnerables de lo que solemos ser o estar durante el resto del año.

Los recuerdos, a veces, duelen. Saben a añoranza, a vino viejo, a piel curtida por el paso del tiempo, por la vida y la soledad. Saben al anhelo de aquella mirada furtiva que nos robó el alma y el corazón, al brillo de aquellos ojos que ya no podremos volver a ver.

En estas fechas las emociones cobran vida propia, se pasean con nosotros sin que nadie las pueda ver; como seres mágicos e invisibles que hubieran escapado de un cuento infantil. Se esconden tras cada villancico y juguetean con nuestros recuerdos haciéndolos ir y venir. Se columpian sobre las luces de colores que parpadean en las barandillas de las terrazas, sobre las ramas verdes de los abetos, en las farolas que alumbran nuestras calles y aceras, en el estallido estridente que producen los petardos, y, como chiquillos presas de su propia condición, hacen y deshacen con nosotros a su antojo.

En navidad, todos somos y nos comportamos de una manera diferente. Unos, llevados por los recuerdos, otros, porque a pesar de no estar de acuerdo con la tradición, ésta, irremediablemente les arrastra y, como a los demás, les hace sentir esa sensación indefinida que producen estas fiestas. Ese sentimiento remolón, empalagoso, pero incontrolado y excitante, que algunos definen como el espíritu de la navidad.

En estas fechas, es irremediable no sentir, sentir nostalgia; tristeza, emoción inesperada ante un hecho que en otro momento carecería de valor. Sin embargo, y a pesar de los peros existentes sobre lo que conllevan estas fechas, yo les pregunto: ¿hay algo más hermoso que sentir?... Eso mismo pienso yo: absolutamente nada. Por eso y no por otra cosa, en este pico del águila empapado de nostalgia y recuerdos, adornado con los brillos de las luces que engalanan los pueblos que se asientan sobre la sierra del Guadarrama, sólo me resta decirles que sientan, que dejen que sus sentimientos vuelen, que garabateen sus deseos sobre el almanaque del nuevo año, que estampen su firma con pasión en cada uno de los instantes de su vida.

¡Felices fiestas! Que los dioses les traigan lo mejor, aunque a veces, lo mejor, no siempre es lo más deseado, sino lo más necesitado.

No se dejen escapar la navidad, ésta navidad, y sientan, ¡por nada del mundo dejen ustedes de sentir!
© Antonia J Corrales
Nota a pie de página: Las lucecitas no parpadean porque estamos en crisis y hay que ahorrar.

A los buenos samaritanos

Si algún día me veo en el trullo, espero que alguien me traiga un bocata de chorizo y un paquetito de ducados, pero que a nadie se le ocurra traerme prensa escrita, una radio o un aparato de televisión, porque entonces correré el riesgo de reincidir en mis opiniones y jamás gozaré de la condicional, como cachulín. Si eso sucede tampoco podré forrarme vendiendo entrevistas con cortes publicitarios de dos días y dos noches. ¿O eran cuarenta días y cuarenta noches?
© Antonia J Corrales

Porque yo lo valgo

Al señor Zapatero: mire usted señor presidente, que se me diga, a estas alturas de curso, que ustedes no sabían en qué iba a desembocar la situación económica actual, me da la risa, la risa por no mosquearme y pensar que se nos está tratando, cuando menos, de idiotas. Aprendí, años hace de ello, que dos más dos eran cuatro. También a hacer un balance de situación, unas previsiones a largo, medio y corto plazo. Pero ahora resulta que todo esto, a la economía me refiero, forma parte de la adivinación y la predicción, y en ello no entran las matemáticas. Entonces, ¿para qué sirve la economía?
Una vez más Einstein tiene razón: todo es relativo, relativo y tristemente aleatorio.
A un contertulio de Radio Nacional de España que esta mañana ha dicho en referencia al fallo del Tribunal Supremo sobre la no legalidad de las cámaras ocultas, en casos concretos, que a él lo que le molesta de este asunto es que se lo tenga que decir el Tribunal Supremo. Pues sí señor, para eso está el Tribunal Supremo, para decírselo a usted si es menester y al resto de ciudadanos, ¿o es que algunos periodistas deberían estar por encima de este organismo de poder? Pero, ¿qué me está contando?
EL MUNDO.ES : "El Gobierno ha utilizado un Real Decreto de prevención del fraude fiscal para rebajar la fiscalidad de los grandes accionistas de los bancos, los miembros de sus cúpulas, sus altos ejecutivos y toda su familia incluyendo tíos y sobrinos.
Todos ellos podrán tributar en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas al tipo reducido del 18% en vez de al del 43% que, normalmente, les correspondía hasta ahora. La rebaja se centra en las rentas de capital mobiliario que reciban de sus propias entidades. Por ejemplo, cuando se trate de los intereses que logren en sus cuentas y depósitos, o el rendimiento que les generen las compras de bonos, cédulas, obligaciones o préstamos que realicen"
http://www.elmundo.es/mundodinero/2008/12/18/economia/1229567503.html
Señor gobierno, dígame, ¿si yo soy presunta de cometer un fraude fiscal, también me rebajará la fiscalidadAh !que a mí no. Y, dígame, el agujero que se generará con esto, ¿quién lo va a pagar? Sí, sí, ya sé, que esto no se puede predecir. ¿ Se refiere al agujero, verdad?
Einstein sigue teniendo razón: todo es relativo y dentro de esa relatividad cabe cualquier cosa.
¡Qué ustedes lo relativicen bien!
© Antonia J Corrales

Eurodiputados justos y valientes

Alejandro Cercas: "Hemos logrado frenar las pretensiones más salvajes, porque nos jugamos los derechos sociales colectivos que tanto costó ganar a principios del siglo XX y que constituyen la base de nuestro derecho laboral", declaró el eurodiputado socialista en alusión a la cláusula 'opt-out', que daría vía libre a la renuncia a la jornada de 48 horas semanales para alargarla hasta las 65 horas"
Declaraciones de Alejandro Cercas en Radio Nacional, programa "Asuntos propios" de esta tarde : "Si esta generación deja de luchar por lo que las anteriores consiguieron, corre el riesgo de perderlo todo"
Mi aplauso para él y para el resto de eurodiputados que han luchado y seguirán luchando porque no se imponga la jornada de 65 horas y menos bajo la estafa y el engaño de "la libre elección del trabajador" Mi enhorabuena a los médicos y sanitarios en general así como a todos los servicios de emergencias, grupos estos que se verían seriamente perjudicados.
Tiene usted toda la razón señor Cercas, en cuanto a mejoras sociales, en cuanto a derechos, uno no puede bajar la guardia. No se trata de trabajar más sino de hacerlo mejor y, por supuesto, para que esto suceda también se ha de pagar mejor. Queremos trabajar para vivir y no vivir para trabajar. También cuidar a nuestros hijos y que estos nos conozcan, no como sucede en el Reino Unido...
Ya le digo, enhorabuena y gracias, muchas gracias por representar y defender a la gran mayoría de trabajadores de este país. No lo olvide, ¡¡¡estamos con usted!!!
© Antonia J Corrales

El niño Miguel

El niño Miguel,una de las mejores guitarras de nuestro panorama nacional. Ahora está en la indigencia,como muchos de nuestros creadores, como muchos de ésos que hicieron, hacen y harán de nuestra cultura algo especial y diferente, o lo que es lo mismo: CULTURA en mayúsculas. Y yo me pregunto, ¿dónde están los responsables de que esto suceda, de que siga sucediendo? Ya, entiendo, recibiendo a Mister Marshall.
Aquí os dejo un enlace de youtube:
donde podréis ver como toca su vieja guitarra con sólo tres cuerdas, pero hay mucho más en la red sobre él que no tiene desperdicio, si me permitís un consejo, no os lo perdáis. Eso sí que es espíritu, aunque no sea navideño.
Éste también está genial, es parte de sus comienzos: http://www.youtube.com/watch?v=s8gTJJa9Lv8
© Antonia J Corrales

Previo al espíritu navideño. ¿Espíritu navideño?,¿alguien puede decirme qué narices es eso?

No nos engañemos, todo sigue siendo igual. Endulzado con algún que otro pastelito, pero igual.
El salario mínimo no da ni para pipas y, a pesar de ello, los productos de primer orden suben todos los años. El sistema capitalista sigue su puja para aumentar las horas de trabajo y en consecuencia el número de parados: ¡al tiempo!! ¡Sesenta y cinco horas!!! Eso para los que no las hacen ya porque haberlos hailos, y muchos. Los comerciantes de armas siguen haciendo su agosto con los conflictos bélicos. Los asesinos, maleantes, violadores, terroristas y un largo etc, siguen siendo presuntos aunque existan pruebas físicas y testimoniales de lo contrario, y muchos, muchos disfrutan de la condicional que les permite reincidir, si no de qué, para qué...
Los delincuentes escriben biografías millonarias y mandan cartas a programas de máxima audiencia, mientras otros, los parias de nuestra cultura occidental, para reclamar un plato de comida, para que se les escuche, tienen que quemarse a lo bonzo...
Lo peor de todo es que aún nos queda por pasar la Navidad. Porque díganme ustedes, ¿hay alguien a quién le guste la Navidad? Sí, ya sé, les gusta: a los niños, a los que están forrados de pasta, a los niños, a los que están forrados de pasta, a los niños...¡ah!, sí, también a los que se van a pasarlas a las Bahamas, claro que ésos o están forrados de pasta o lo hacen a plazos. Otra vez ¡ah! pero éste más largo: aaaahhhhh!!!!, que no, que los plazos ya no son viables dada la situación económica. Pues eso, a los niños y a los que están forrados de pasta. "Osease", que son los mismos a los que les gusta la navidad y les importa un bledo la situación actual, porque los niños no se enteran de nada (menos mal), y a los que están forrados de pasta les afecta un carajo todo lo demás. Qué cosas pasan previo a navidad, me "cachis", con lo bonito que es eso del espíritu navideño, ¿que no? Bueno, pues yo me voy a buscarlo porque creo que tengo para un rato largo, pero largo, largo. Aunque, pensándolo bien, si se aprueba eso de las sesenta y cinco horas, creo que no me va a dar tiempo.
© Antonia J Corrales

Qué cosas trae la actualidad, más desactualizadas

Al hilo del pie de página político y en referencia al tema de los aviones estadounidenses que iban a Guantánamo: Yo, de pequeña, también jugaba a lo mismo, les decía a mis hermanas:

"como papá o mamá sepan lo mío, también se va a saber lo tuyo".



Resultado: no se sabía nada.


© Antonia J Corrales

Nota a pie de página

Creo que la oposición en este país debería concienciarse de que ya no está en el gobierno y el gobierno debería concienciarse de que ya no está en la oposición. Después, ambos, deberían empezar a llamar a las cosas por su nombre; pero claro, esto es pedir demasiado porque estamos hablando de política.
© Antonia J Corrales

Aviso a los ciber- lectores/as

En cuanto al vídeo de la entrada anterior: Aviso a navegantes/ as, (especifico el género no sea que la ministra de igualdad me enmiende la plana), por mucho que nos empeñemos, de mayores, jamás seremos como Beyonce, esto va para las mujeres. Para ellos: vosotros, machotes, ¡tampoco! Siento decíroslo; así es la realidad.
¿Cómo? No, tampoco. Aunque os infléis a hormonas y sesiones infrahumanas de gimnasio o sesiones de cirugía estética intensiva no seréis como el prota del vídeo : ¡hay cosas imposibles de conseguir! Osease que apechugar y sacarle partido a eso que algunos llaman belleza interior...
PD: espero que esto no lleve canon... ¡ah! que no, que no tiene música, menos mal uf!!!!! qué sustico!!!!

A todas las mujeres, porque somos diferentes, sí o sí? Síii

http://es.youtube.com/watch?v=X6kwnAvkfeo

Náufragos

Olvidaste mirar por la ventana aquella tarde de otoño cuando las gotas de lluvia aún resbalaban por el cristal, lentas como el tráfico de la capital que me atrapa, día tras día, entre sus calles. Allí, en el coche, sobre el asfalto, desparramo soledades y pensamientos náufragos que se pierden sin ser compartidos. Tras el descenso melancólico de las gotas de agua, fueron cayendo uno a uno mis deseos, licuandose hasta desaparecer junto a mis lágrimas mudas; aquellos deseos que tú olvidaste como a un puñado de náufragos sobre las sábanas blancas y frías que acogen silenciosas mi soledad.

Olvidaste mirarme mientras me desnudaba despacio, con calma, sin dejar de mirar tus ojos que, ajenos a mis pechos y mi pubis desnudo, mostraban un duermevela que alcoholizó mis deseos hasta dejarlos morir sobre la mesita de noche, sobre la luz de la bombilla que la tulipa encapotaba como las nubes han hecho con este cielo de invierno, de este invierno frío y gris.
Olvidaste mis ojos negros de noche cerrada, mis manos blancas, mi piel, mis jadeos, mi música..., aquella canción.

Olvidaste de mí, ¡tantas cosas!; que ahora soy yo quien se está olvidando de ti.

© Antonia J Corrales
"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.”

Martin Luther King

Coyuntura

La economía, ¿qué economía? ¿La de los que pagamos las consecuencias de la mala gestión de unos pocos? La crisis, ¿qué crisis, la de los que siempre estamos en crisis o la de los que nunca lo están y dicen estarlo? Los tipos de interés,¿ el interés de quién?
Es que tengo un lío de conceptos lingüísticos... ¡ah! que el tema no va de conceptos lingüísticos sino de aprovechar la coyuntura económica. Coyuntura, ¿qué es eso de coyuntura? Sí, déjame, déjame que piense..., lo tengo en la punta de la lengua...
Ya, que ahora en vez de hacer el trabajo de dos, para que no me despidas, tengo que hacer el trabajo de cinco por la misma pasta... Por cierto, ya te he confirmado la reserva en Zalacaín. Aterrizarás en el helipuerto de la Torre Picasso. Le he enviado las 120 rosas a tu "sobrina", rojo pasión, como me dijiste, el Chanel 5 a tu esposa y el ibérico al del banco. Estoy en lo de la reserva de las Seychelles...
© Antonia J Corrales

De porcelana

Dejó la loza por llevar al fregadero, la ropa sin tender.La cafetera sobre el fogón aún caliente.
Los cristales empañados con el vaho de muchos insomnios.Las luces del pasillo encendidas.El cenicero repleto de colillas. Las planas empachadas de conceptos.La cama deshecha, la ropa interior sobre la mesilla. Junto al sofá estaban los zapatos, la caja de las fotos, los recuerdos. Los discos de vinilo desenfundados en la alfombra, las velas consumidas, el olor a Opium en la ropa. Las ventanas abiertas, las cortinas descolgadas, las puertas sin cerrar. En la mesa del estudio, el vaso vacío de whisky, la última foto de su piel de porcelana envejecida. En la radio, la canción de Penélope sonando.
© Antonia J Corrales

No mamá , no quiero morirme de hambre.

Mi profesora de lengua, sor Laudelina, personaje que aparece en mi última novela "La décima clave", fue, en parte, la responsable de mi afición por las letras. Ella me enseñó prácticamente todo lo que sé de prosa. A conjugar con precisión, a utilizar los adjetivos, a construir recursos lingüísticos. Jamás consiguió que aprendiese las reglas que rigen la lírica,pero, como ella decía, yo era demasiado arisca para la poesía. Fue la que más sufrió aquel anónimo que estaba tan pulcramente escrito y que fue el detonante para mi identificación. La autora no podía ser otra alumna. Aquellas letras eran mi DNI, llevaban parte de mi ADN. Aún tengo sus palabras grabadas en mi mente a golpe de martillo rítmico, con una visualización ortográfica y gramática perfecta : "¡ Dios nuestro señor!, que hayas utilizado el lenguaje tan bien para ponernos tan mal..." Ella me enseñó tanto y tan bien que siempre la estaré agradecida. Su nombre aparece en la obra como un homenaje a la dedicación que profesaba a sus alumnos. Era súper culta, súper bajita, y tenía súper mala leche, pero fue la mejor profesora de lengua y literatura que tuve. Y no sólo eso, fue una de las mejores personas que conocí dentro de la orden de religiosas. Con ella también aprendí que la buena gente nunca se deja llevar de la mano de la política ni de las corrientes sociales, de los modismos, sean éstos cuales sean.
La esencia del ser humano es lo único relevante en esta vida, pero, desgraciadamente, la mayoría de las personas tienen un precio. Y lo más triste es que se lo ponen ellos mismos.
Entonces ya sabía que era escritora, lo supe desde siempre, como supe que si ejercía me moriría de hambre. Es el estigma de los creadores, de la mayoría de los creadores. Mientras los que viven de tu trabajo se forran, tú estás a verlas venir. Comprendí que los escritores somos como los agricultores, la gente del campo, generamos la materia prima pero cobramos una mierda. Entonces, como no era nada "larriana", nunca lo he sido, o lo que es lo mismo, no quería morirme de pena mirando mis cuartillas huérfanas, ni mucho menos cortarme las venas, decidí posponer la literatura. Pero ya sabemos como es el destino de puñetero y los acontecimientos se dieron la mano formando una cadena que me condujo a donde estoy, irremediablemente, así fue.
Pero eso es harina de otro costal. De otra cocina en la que aún no está encendido el fogón. Quizás continúe algún día con estas divagaciones, pero, por el momento dejo la masa a la espera de encender el horno.
© Antonia J Corrales

Que sí mamá, que no lo vuelvo a hacer más

Nunca se me ocurrió creerme aquello de que los rojos tenían cuernos y rabo, pero debo confesar que no me lo creí porque mi padre era uno de ellos y tuve la certeza muy cerca de mí, era, sin lugar a dudas, una niña aventajada, conocía a uno de esos rojos. Un rojo que lo peor que había hecho en su vida había sido robar unas cazuelas de aceite para que sus hermanos y su madre pudieran comer. Pero casi la totalidad de mis compañeras de clase lo creía a ciencia cierta, creían que los rojos eran demonios, como muchos ciudadanos de hoy se creen las promesas electorales. Digo yo que a los hijos de los políticos les pasará lo que me sucedía a mí en aquel entonces. Ellos deben enterarse de las mentiras antes de que éstas salgan a la luz, ¿o no?
Mi profesora de historia se empeñaba en trazar flechas rojas que venían desde la Unión soviética hasta la piel de toro, amenazantes, yo seguía sin creerme nada de aquellas peroratas. Eso sí, la imagen se me quedó grabada, debo confesar que gracias a ello, sé donde exactamente se encuentra la URSS, y mira que se me da mal la geografía. En aquellos días hice de todo un poco, dibujaba extremadamente bien, pero tenía el problema de los imperativos legales, algo que entonces estaba muy de moda, pero que a mí no me venía nada bien porque nunca fui una chica yeye. Había que seguir unas reglas en el dibujo, y yo seguir nunca he seguido a nada ni a nadie. Bueno, al autobús sí. Ah¡ y a las ofertas, a ésas no las sigo, las persigo. Pues bien, me pedían un caballo y yo dibujaba una tortuga, me pedían un paisaje y yo dibujaba un puchero... Lo mismo me sucedió con el famoso Domun, me dijeron que era obligatorio y yo escribí un anónimo reivindicativo sobre la libertad del postulante. Ahí fue cuando me convertí en revolucionaria. Me expulsaron, me sancionaron y recé no sé cuantos avemarías y padrenuestros. De ahí creo que viene mi fijación con meter a algún clérigo en mis novelas... pero no es una venganza, es sólo una fijación. Una pequeña tara eclesiástica. ¿O no? Lo de la literatura todavía tuvo que esperar ya que después de lo del Domun, hice una colaboración en el periódico del colegio que casi me lleva ante los tribunales de justicia. Santa Teresa de Jesús fue, según el claustro eclesiástico, la damnificada. Ella era una monja muy seria y a mí me dio por contar su biografía en tono de humor. Las consecuencias fueron ... ¡¡¡ Fueron!!!! Pues casi como cuando te piden un texto de encargo y tu lo haces "sin encargar", a tu bola. Vamos, más o menos como le sucedió a Da vinci con la virgen de las rocas.
© Antonia J Corrales

No mamá, no he dicho artista, he dicho escritora.

Tardé lo suyo, lo suyo y lo no escrito en hacer público qué quería ser de mayor. Tenía serios problemas para centrarme en ello, para centrarme en cualquier cosa que no fuese devorar libros. Historias escritas que encontraba en el bibliobús, gran y entrañable invento para los pobres que vivíamos en zonas rurales. Zonas que ahora son residenciales, plagadas de chales y metros cuadrados tasados por encima de la pobre renta per cápita de los que siempre han ansiado y ansiarán tener un pedazo de terreno en el que asentar su cotidianeidad, sus cuadros o un simple perchero en donde colgar el mono de trabajo después de la faena.
Siempre me gustó la literatura, la magia de las palabras. Escribía bien, tan bien que me llamaban Antoñita la fantástica, pero yo estaba muy lejos de aquel apelativo, en realidad mi fantasía no era tal porque las historias que narraba y con las que ganaba los certámenes del colegio, o los comentarios de texto que uno de mis profesores de instituto calificó de impropio porque yo había ido más allá de la historia, eran en realidad simples reflejos de lo que vivía, no tenían ni un ápice de imaginación, eran tan reales que a la mayoría le parecían parte de una ficción.
Ya digo, tarde mucho tiempo en decir no lo que quería ser, sino en hacer saber a los demás lo que era. Y cuando lo dije, cuando dije que era escritora, todos, menos unos cuantos, se echaron las manos a la cabeza.
"He dicho escritora, no artista" maticé, pero ni por esas. Hubo comentarios de todo tipo, clásicos como el del padrino y el bautizo y ácidos y machistas como el de: "¿qué escribes? la lista de la compra"
Siempre fui distinta, como un perro verde. Desde mi nacimiento lo dejé claro, un 24 de diciembre a las doce menos cuarto de la noche,manda narices. Y andar, anduve, pero elegí con quién quería poner los pies en el suelo, era un ser entrañable al que apodaban "el tonto del pueblo". El tonto me enseñó a andar a los catorce meses por los caminos pedregosos cerca del convento donde vivíamos. Pocos se dieron cuenta de que aquel hombrecito debía ser muy inteligente para hacer entrar en razón a una niña que en el momento que tuvo autonomía metía de cabeza en las lavadoras y se escondía en la carbonera sin hacer un sólo ruido para observar la reacción de los demás...
© Antonia J Corrales

Ni Comunidad Económica Europea, ni na de na,¡España es lo mejor!

Nieva, como nieva en la sierra!!! "zocorroooo"!!! a ver qué hago yo con el coche.... si es que no "pue" ser "to" el finde esperando que se cumpliesen las previsiones, y "na de na"y ahora mira, "endeluego, endeluego" Sí, ya sé, muy bonito "to", muy blanco, pero manda narices con las previsiones. De mayor quiero ser mujer del tiempo. :) Bueno no, mejor como Julian Muñoz, que ahora va de Dálai Lama y la peña se lo cree... no sólo se lo cree, sino que le dan un espacio televisivo para que el pobre tenga dinero para pagar a sus abogados. La verdad es que todos sabemos que los abogados son muy caros, pero digo yo:¿ no los hay de oficio? Y qué me dicen ustedes del sueldo de concejal, un millón y medio de euros, hay que joderse!!! Sí, han leído bien, he escrito joderse. El pobre aparte de súper enamorado, súper bueno y legal, estaba súper bien pagado, qué menos!!! Si es que el pobre cachuli, como dice mi chico, es un crack. Un crack mediático, un hombre del pueblo marbellí. Pero es que hombres del pueblo ya como que no quedan, y los que quedan están más solos que la una cuidando el ganado y pasando de estos fantasmas político-televisivos.
Este páis es de chirigota, y si no vean, vean a los pobres españoles atrapados en Bangkok pidiendo a gritos: "Sarkozy, sácanos de aquí" a mí me daría vergüenza. Aunque lo de la vergüenza no se lleva mucho, tal vez por ello las cosas sigan sucediendo así de mal.
Es que me parto,me parto en dos por no llorar. No quiero llorar porque hay que ahorrar agua. También energía, pero eso aquí, a algunos ayuntamientos también se les olvida, claro que con esos sueldos de un millón y medio de euros, ya pueden, ya. A mí se me olvidarían muchas cosas, sobre todo la maldita hipoteca. Ya saben ustedes que las desgracias con pan son menos desgracias y los dineros no son los mismos para unos que para otros.
Al final siempre pagamos los mimos. La crisis de las empresas afecta hasta a las cestas de navidad, que dicen van a rescindir. Hay que joderse otra vez. Aquí se aprovecha cualquier coyuntura para pagar menos, quitar a los que menos tienen. Y luego dice que consumamos para levantar la economía. ¿ Con qué? A la hora de la verdad siempre es lo mismo. El rico más rico y el pobre más pobre.
Ya les digo, de mayor quiero ser ... hay tanto para elegir que voy a echarlo a suerte. Y si no miren, un camarero alcalde que tiene al menos cien causas pendientes y se cree súper guay. Hasta lo argumenta. Cada día nos parecemos más a Estados Unidos !!!!qué horror!!!!
© Antonia J Corrales

La magia está hecha de pizcas de realidad

Para mi amiga Aranzazu Sumalla


Una vez un mago me hizo un truco, de los dedos de su mano izquierda hizo desaparecer todos menos uno. Ése uno era el más pequeño, pero con él volvió a hacer que apareciesen los cuatro que se habían ido.
La realidad no es más que lo que nosotros queremos hacer de ella.


© Antonia J Corrales

¿Incongruencia o mala baba?

Hay dos cosas que son infinitas, el universo y la estupidez humana, de la primera no estoy seguro.
Albert Einstein.


La incongruencia de nuestro sistema está llegando a limites insospechados, que no imprevisibles dada la poca costumbre de algunos a respetar los derechos de los demás.
Mientras hay madres que envenenan a sus hijos, un juez, uno que se sepa, se permite la desvergüenza de negarle la custodia de la hija de su pareja a una mujer porque ésta es lesbiana. El susodicho dice velar por la seguridad de los menores y alega que la niña se estaba convirtiendo en un ratón de laboratorio. No sé si reírme o echarme a llorar, aunque mejor sería desplazarme a los juzgados con una pancarta en la que se recogiesen los miles de casos habidos en nuestro país y fuera de nuestras fronteras, ésos en los que los niños son víctimas de malos tratos y abusos sexuales, casi todos, a manos de parejas o individuos heterosexuales . ¿Dónde estaba este señor juez tan justo, tan preocupado por la integridad física y moral de los menores?
Sin ir más lejos, y más apropiado para el día en el que estamos, dónde estaba en los miles de casos en los que miles de mujeres caen a manos de sus maltratadores. O cuando los violadores quedan impunes.
En todos estos sucesos, la causa predominante de los malos tratos, aparte de los problemas psicológicos( supuestos problemas en algunos casos, porque a todos, curiosamente, les da por lo mismo), como decía, la causa predominante para que se comentan, es el machismo, o lo que es lo mismo, la mentalidad neolítica de los maltratadores, rasgo éste también común de muchas sentencias impropias. ¡ Qué curioso! ¿ Verdad?
A éste señor juez le molesta la mirada de una de las letradas porque lo hace de frente, sin el más mínimo reparo, arañándole por dentro, si es que este señor tiene algo que arañar en su interior... tal vez sí.
Pero lo que debería molestarle es la indignación de las personas justas, que, como yo, estamos hartos de desmanes, de dictadores morales que camuflan sus fobias tras una toga. De todos aquellos que pretenden condicionarnos incluso nuestra vida sexual. Atrás quedó, o al menos eso refleja la legislación vigente, esa época en la que las mujeres que abortaban tenían que viajar al extranjero por imperativo legal, por lo que sólo se lo permitían las niñas de papá. En la que los homosexuales se veían obligados a casarse para poder trabajar por no citar muchas más repercusiones morales, sociales y un largo etcétera, a las que se veían sometidos.
Hartos, la mayoría estamos hartos de tanta mezquindad.
© Antonia J Corrales
* Del espacio radiofónico "Desde el pico del águila". Radio Villalba, magazine "Calle Real". Emisión 25 de noviembre 13:15
http://callerealfm.wordpress.com/

La línea seis

Entablaron conversación en la línea seis, tras un parón en la calle novena que tuvo el tráfico retenido más de media hora. Ella le contó que en aquellos momentos grababa datos para un banco, que sus jornadas eran largas y tediosas, que su horizonte se limitaba a un póster de las islas Bahamas rescatado de una revista especializada en agencias que ofrecían viajes baratos. Le dijo que echaba en falta poder abrir las ventanas y dejar que el aire le rozase la piel, pero aquello era un edificio inteligente. Incluso, tras un suspiro, tras una lágrima furtiva que escapó de sus ojos, se atrevió a decirle que desde hacía unos años sentía de cerca la soledad.
Él le habló de su mirada de menta, de sus labios rojo carmín, de lo joven que estaba a pesar de los años habidos, de los planes, de la música de Silvio y Milanés.
A partir de aquel día se fueron sucediendo otros más. Durante el recorrido hablaban de sus hijos, de los problemas profesionales, de la soledad, entrelazaban sus dedos, e incluso se besaron ante el estupor de algunos.
Lo hicieron hasta que ella fue trasladada a otra sucursal y tuvo que dejar la línea seis por la nueve, justo dos manzanas más alejada. Desde entonces sólo conversan unos minutos después de la cena, justo antes de acostar a los niños. Después, él dormita en el sofá del salón mientras ella da los últimos retoques de antiarrugas a su rostro.
No hay tiempo para más.
© Antonia J Corrales

De lo humano, lo material

Los tiempos en los que vivimos son difíciles, austeros de posibles, sobrios en las relaciones personales, rigurosos e incluso coercitivos en los sentimientos. La situación económica, la carencia de tiempo, los anhelos sin cumplir, nos hacen caminar como fantasmas sobre el tiempo y nos convertimos en escalofriantes sicofonías que nadie escucha. En estúpidos monigotes dejados a las manos de la negatividad.
Mientras otros caminan sobre sillas de ruedas y ganan maratones, cuyas metas nada tienen que ver con los kilómetros recorridos; dibujan con sus ganas de vivir estelas luminosas que les guían por las calles sin necesidad de un perro guía, con el único apoyo de un bastón, pelean con una enfermedad neurología como si ésta sólo fuese un constipado, desmitifican un cáncer y lo superan, otros pasan de un día a otro con el ceño fruncido, cabizbajos, melancólicos y tristes porque dicen estar hartos de luchar para salir adelante de unas penurias que no van más allá del diario existir.
Todo es tan relativo que a veces uno tiene la sensación de que nada es verdad.
Nos hemos convertido en productos de una sociedad de consumo, que nos marca pautas, pirámides a subir. Nos hemos dejado enterrar por lo políticamente correcto, por lo correcto en el vestir , en el vivir, en el comer, en el hablar, en el sentir, hasta en el soñar.

Hemos perdido la percepción del tiempo, el dominio de él.

A las esperanzas las llamamos poder adquisitivo.
Al agradecimiento, regalo.
A la felicidad, sueldo a percibir.
A la belleza, estilismo.
Al color de ojos, lentillas.
Al amor, status emocional...

Nos pasamos la vida luchando por lo que será, por lo que debería ser y en el intento, algunos, nos olvidamos de ser..., de vivir.
© Antonia J Corrales

NOTA ACLARATORIA

Los textos que componen este blog, son eminentemente literarios. A excepción de los artículos de opinión con los que me identifico plenamente, el resto sólo reflejan historias o sentimientos que no tienen porque ser parte de: mis vivencias personales, estados de ánimo, ni tener relación alguna conmigo.
Los escritores somos como los fotógrafos o los pintores. Recogemos las vidas ajenas, sus sentimientos, sus penurias, sus alegrías... la esencia del ser humano en todos sus planos, en todos sus paradigmas. Los fotógrafos y los pintores tienen el privilegio de que sus obras pueden identificarse con sus protagonistas de un sólo vistazo. Los escritores no ponemos rostro a los personajes, porque uno puede ser todos y todos los que describimos pueden ser uno.
Lo más hermoso de la literatura es la empatía que crean algunos textos, tanto al escribirlos como al leerlos.
Esta aclaración surge después de recibir varios correos electrónicos con una preocupación evidente por parte de algunos amigos que pensaron que mi último texto hasta la fecha "Cristales rotos" era una vivencia personal. Y algún comentario en el blog que no entendí, ni entiendo.
El texto, como la mayoría, es puramente literario, producto de la empatía que tenemos los escritores con la vida y las situaciones de los que nos rodean. ¿ Quién no ha sentido alguna vez cristales rotos bajo sus pies?
No olvidéis que esto es un blog de escritor.

La esencia de uno mismo

"vivir o existir, ése es el único dilema"
A mi marido porque me dijo: no dejes que te roben la voz, como le sucedió a la Sirenita.
Anastasia tenía una voz áspera, de country. Sus tonos se arrastraban por el local y recorrían las mesas dejando un poso agridulce en el alma de los que allí pernoctaban frente al alcohol y el humo de los cigarrillos. Poco a poco, se hizo un sitio entre los más escuchados de la zona y el local tuvo problemas de aforo. Fue entonces cuando llegaron ellos; le maquillaron las ojeras de mujer fatal, le endulzaron la sonrisa con un carmín rosa palo y le agrandaron los pechos en un quirófano al uso. Cambiaron sus botas por zapatos de tacón de aguja y el ruido inimitable de su Harley por el del coche de empresa, en donde un chofer anónimo, mudo y distante, la desplazaba hasta los estudios de grabación.
Le habían prometido lo imposible. Le dijeron que ella había nacido para ser estrella, pero..., debía cambiar su voz; el tono áspero que desgarraba el alma de los oyentes. Tenía que endulzar sus gestos hombrunos, su mirada violenta, ésa que le daba el toque anodino que sólo tienen los ojos de los desheredados.
Anastasia se dejó llevar y su voz se fue como se habían ido sus rasgos de cantante de carretera. Jamás llegó a alcanzar aquel número uno en ventas que le habían asegurado sería suyo. Fue entonces cuando ellos, los que la habían transformado, dijeron que había sido una apuesta demasiado arriesgada, que en realidad, Anastasia, no servía para aquellos menesteres porque el público pedía otra cosa. Quizás una cantante más ruda, con un tono de voz más profundo y desgarrado, con un cierto toque hombruno que diera consistencia a los tonos.
La corriente de moda demandaba una cantante de bar de carretera que poseyese una voz tan especial como el ruido del motor de una Harley.
© Antonia J Corrales

La inexactitud del alma

Al comienzo creímos que era una demencia senil. Edad para ello no le faltaba y, como usted sabe, hay antecedentes en la familia. El especialista nos indicó las pautas a seguir hasta que estuvieran todas las pruebas de diagnóstico concluidas. Y así lo hicimos, sin excepciones. Sin embargo, no mostró mejoría alguna, por el contrario, sus síntomas parecieron acentuarse.
Lo más sorprendente fue que su aspecto físico en vez de empeorar fue cambiando progresivamente hasta mostrar una mejoría ostensible. Incluso me atrevería a afirmar que rejuveneció. Su mirada dejó de ser vidriosa y de vez en cuando dejaba las lentes sobre la mesa y leía, con esfuerzo, pero, sorprendentemente, leía sin ellas. Se aseaba y daba largos paseos por los jardines de la finca. Incluso tomaba fotos de las nuevas aves que anidaban en los árboles y el tejadillo de la vieja cabaña.
Pero, como habrá imaginado, no es la enfermedad del abuelo lo que hoy me trae a su consulta. Vera, en junio, una vez que el periodo escolar concluyó, nuestro hijo, Javier, regresó a casa. Fue entonces cuando él también comenzó a hablar con esos seres diminutos que el abuelo afirmaba vivían en nuestro hogar. Hablaba con ellos. Afirmaba, muy enfadado con nosotros porque no le creíamos, que le relataban las historias que él transcribía en su libreta. Leímos algunas de ellas, y, créame, aquello nos hizo pensar que algún día sería escritor, un gran escritor.
Pensamos que era parte de su imaginación infantil, producto del cariño que sentía hacia el abuelo, con el que compartió, antes de que enfermara, muchas horas, tantas que se podría decir que fue él quien lo crió. El viejo se encargó de su cuidado durante años. Nosotros, ya sabe, andábamos siempre subidos a un avión, de reunión en reunión. Preparando ponencias, proyectos y estudios.
Llevamos al niño al especialista. Lo sometimos a cientos de pruebas y diferentes diagnósticos. Ninguno de los resultados dio nada revelador, Javier era un niño normal. El abuelo falleció un año después y aquellos seres diminutos que decía le acompañaban a todas partes parecieron irse con él. Javier no volvió a mencionarlos. La casa retomó su normalidad y fueron pasando los años sin más recuerdo de aquellos días que las historias que nuestro hijo escribió. Aún las conservamos y de vez en cuando mi mujer, Marta, y yo le damos una lectura, sobre todo en las frías y solitarias noches de invierno, cuando el insomnio toma sitio en nuestra cama.
Ahora, Javier, se ha marchado a América Latina, con una griega estupenda, ambos son unos arquitectos extraordinarios. Todo ha transcurrido como lo proyectamos, nada se ha salido del margen.
Nada, excepto los seres diminutos del abuelo, ahora, doctor, somos Marta y yo quien los vemos por todas partes.

© Antonia J Corrales

Cenutrios al volante

Servidora se sienta todos los días al volante desde hace ya muchos años,casi treinta y uno. En todos estos años de conducción diaria por vías nacionales, comarcales, cascos urbanos e incluso caminos pecuarios, o de cabras, como diría mi abuelo, he escuchado muchas sandeces. He visto caras de todos los tipos y desde todos los ángulos. He presenciado mil "pirulas" de las que he sido víctima muda, muda porque no le he dado al claxon o no he accionado las luces convulsivamente mientras soltaba un chorro de tacos e improperios. Sí, aún siendo justificado por la barbaridad de la que había sido objeto, no lo he hecho. Una no quiere padecer del estómago más de lo necesario, que para cabreos ya está la situación económica y los números rojos de nuestras cuentas corrientes.

Después de treinta y un años al volante de forma diaria y casi mecánica, aún sigo escuchando las misma estupideces de los mismos enanos mentales de siempre, sólo les cambia la cara. En estos 31 años aún no he recibido la medalla al mérito, pero deberían habérmela concedido, como a muchos otros. No tengo multas, respeto el código de la circulación y no he tenido accidentes, por lo que mi seguro tiene conmigo un baluarte a conservar. Pero, aquí, en este país nuestro, tan democrático, tan europeo, tan defensor de la igualdad, sigue habiendo cenutrios (muchos, demasiados) al volante que se dedican a mandar a las mujeres a fregar la loza, como si esto fuese incompatible con la conducción o con limpiarles a ellos las lágrimas que se les caen en casa todos los días, cuando, como todo hijo de vecino, llegan con la moral por los suelos. Cuando dejan de aparentar ser un mirua encajonado en un chiquero y pasan a ser... el hijo de Bambi.

Los pobres no saben que la mayoría ya tenemos lavaplatos y que a la mayoría el complejo de inferioridad que muestran al insultarnos, mejor dicho, al intentar insultarnos, nos importa un carajo.Lo más curioso es que lo hacen cuando te ven subida en un coche más grande que el que ellos conducen, cuando están seguros de que no te acompaña un hombre. No vaya a ser que tenga que pedir disculpas o se lleven puesto lo que pretendían darte a ti.

Sí, este país nuestro sigue siendo machista, racista... muchos istas. Pero ahora, para que te insulten no basta sólo con ser mujer, ahora también influye la banderita. No se puede llevar la bandera de España en el coche, porque no está bien visto, evidentemente me refiero a la constitucional.

Pues yo, señores, seguiré llevando mi bandera de España, porque soy española y me gusta serlo. Lo haré aunque se haya terminado el fútbol, que debe ser el problema de estos tontos a las tres y cuarto,que no distinguen el concepto de bandera: enseña o señal de una nación, una ciudad o una institución. Seguiré jactándome de ser mujer al volante, de fregar los platos a mano o a máquina. Seguiré siendo la mosca cojonera para todos aquellos enanos mentales, incoherentes con las doctrinas que defienden, porque todos , absolutamente todos, tienen doble moral. Y así nos va.


© Antonia J Corrales

CANTO A MI MISMO Walt Whitman Poeta estadounidense 1819- 1892

Carpe Diem! Aprovecha el día,no dejes que termine sin haber crecido un poco,sin haber sido un poco mas feliz,sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario...
No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía sí pueden cambiar el mundo...
Somos seres, humanos, llenos de pasión.La vida es desierto y tambien es oasis.Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia...Pero no dejes nunca de soñar, porque sólo a través de sus sueños puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor error, el silencio.La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes...No traiciones tus creencias. Todos necesitamos aceptación, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca tenerla vida por delante...Vívela intensamente, sin mediocridades.Piensa que en tí está el futuro y en enfrentar tu tarea con orgullo, impulsoy sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte...
No permitas que la vida te pase por encima sin que la vivas...

PILAR URBANO Y LA SAL DEL GUISO

Creo que no había visto a Pilar Urbano tan contenta hace años. Aunque más exacto sería decir que la escritora periodista, o periodista escritora, se mostraba tímidamente satisfecha pero salpicada de un nerviosismo que parecía ir tiñendo su cara de máculas. Un nerviosismo que le hacía agachar la cabeza a trompicones. Creo que no miró a la cámara de frente ni media vez. Ése, Doña Pilar, es el riesgo que se corre cuando uno le añade una pizca más de sal al guiso: está salado, y el exceso de sal es dañino, aunque algunos lo profesen de manera voluntaria. El dilema para los comensales es saber si el cocinero lo añadió de forma consciente o lo hizo sin la más mínima sapiencia de las consecuencias que esto podría tener. Pero algunos lo intuimos. A servidora le cuesta creer que la Reina haya expresado esas opiniones personales sin el más mínimo reparo, sin una puntualización, que por supuesto no le habrían restado gravedad, pero sí podrían haberle dado otro cariz, si cabe, más respetuoso. Le cuesta porque aparte de creer firmemente que Doña Sofía de Grecia es una persona leída y vivida, tiene a su lado una corte ampliamente docta como para que semejante desmán llegue donde ha llegado. No se trata de matar al mensajero, como usted declara amparándose en los desmanes que se comenten con muchos periodistas, no señora Urbano, se trata de llamar a las cosas por su nombre. Piense usted en las miles de declaraciones "off the record" que no han visto la luz. Declaraciones en las que colegas suyos han tenido la decencia de sospesar las consecuencias, no personales sino públicas, que ciertas palabras podrían acarrear. Y no sólo hablamos de las "off the record", también de esas que se hacen de forma cercana y que muchos hemos tenido que dulcificar o simplemente omitir porque se entendía que el personaje en cuestión se había, digamos, dejado llevar. ¿Tremendo verdad?
No voy a entrar en polémicas sobre las creencias, más aún sabiendo a la perfección cuales son las de cada uno de los personajes públicos que nos atañen, esto es para todos una simple y sencilla deducción. A la mayoría de los españoles no les hace falta que se les diga, somos buenos observadores.
Vera usted, todos estamos de acuerdo, casi todos, en que algunas personalidades, no es que no puedan, sino que no deben manifestar posicionamiento alguno ante determinados asuntos. Pero también lo estamos en que el fin no justifica los medios. Sí señora Urbano,algunos no somos tontos de capirote, menos aún estandartes rotos a los que el viento del sensacionalismo vapulea de un lado a otro, algunos vamos más allá, "man que pese". Algunos de esos vimos los efectos que causó la compra del libro de ese niño permanentemente en pijama por la infanta en la reciente feria del libro de Madrid. Muchos escuchamos como se pedía: ¿ Tiene usted el libro de la infanta? Se omitía el título, ni tan siquiera se chapurreaba el nombre del autor, ya no era necesario hacerlo.
Ya le digo, irresponsabilidades hay muchas, por parte de todos, pero algunas, señora Urbano, son de muy mal gusto. Lo son por las consecuencias morales, personales y públicas que éstas pueden acarrear, aunque éstas sean el resultado de un súper ventas.

© Antonia J Corrales

Quizás

Quizás tienes razón. Olvidé decirte demasiadas cosas.
Compartir contigo mis silencios diurnos, mis sueños apagados, casi mudos. El caminar de los ajenos viandantes que tarde tras tarde pasaban frente al coche, sin detenerse, sin saber que yo permanecía agazapada en su interior, perdida en un mundo repleto de oquedades.
Sí, debí contarte que echaba en falta el viento de las noches de verano, la voz de Jesús Quintero por la radio. Perder el tiempo. Pisar las hojas secas de los árboles. Mirarte.
Quizás fueron las ventanas de madera vieja y carcomida de aquella casa, los remedios de la abuela que guardabas en los botes de cristal, el olor del betún de tus zapatos, no sé. Algo se mecía en el aire cuando no estabas, algo que ensambló mis soledades.
Podría haber reclamado tus caricias, las de antes, cuando sonreías al buscarme. Cuando corríamos encelados las calles de Madrid camino del "Rincón del arte nuevo". Cuando los otros sólo eran otros a nuestro lado.
Quizás.

© Antonia J. Corrales

"La campa"

Dice la Campanario que cualquiera hubiese hecho lo mismo por su madre en su situación. No sé si reírme ante tal perogrullada o denunciar una apología directa al fraude fiscal que presuntamente esta señora ha cometido. Sí, presuntamente porque hoy en día todo es presunto. Lo es aún cuando el delito está grabado y más que grabado; a los hechos me remito.
Habría que recordarle a esta señora uno de los principios del derecho: El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. Lo digo por si piensa alegar ante la opinión pública, que no ante un juez, que no tenía ni idea de que el delito del que se le acusa fuese tal.
Pero, ¡¡en qué cabeza cabe que nos vamos a creer que pagó no sé cuantos mil euros para que le tramitaran los "papelitos" de una manera legal!!.
Si todos los pobres pensionistas de este país tuvieran que desembolsar semejante cantidad para cobrar la mísera pensión que cobran, qué sería de ellos. Ni tan siquiera tendrían bolsas de basura en las que recoger de los contenedores los alimentos que tiran los grandes almacenes todos los días. Porque las pensiones en este país, la mayoría de las pensiones, dan para poco más que un puñado de bolsas de basura y pagar la renta antigua de las casas en las que malviven aquellos que levantaron lo que ahora estamos disfrutando nosotros. Es de chirigota, de chirigota y de llanto vergonzante, pero, desgraciadamente, así es.
Pues sí, señora Campanario, pregúntese, siga pregutándose frente a los micros y las cámaras, qué habría sido de esta acusación si usted no fuese la mujer de Jesulín de Ubrique, pregúnteselo. Ah!, dice usted que no habría sido tratada de la misma forma. Por supuesto que no, no lo habría sido porque no habría dispuesto de ese chorro de euros para la tramitación, supuesta tramitación de sus papelitos. Qué ingrata es la vida, verdad Campa? Esperemos que al menos sea justa, con usted y el resto de imputados. Su apellido de casada, pues mire usted, nos da lo mismo.

© Antonia J Corrales

El estigma de la guerra civil

Dice Álvaro Colomer en su fabuloso libro "Los Guardianes de la memoria" MR.: "..nacer en una ciudad estigmatizada implica mantener un pie permanentemente clavado en el pasado, resultando del todo inútil pretender que la otra pierna avance más allá de lo permitido por la flexibilidad del cuerpo"
Dados los hechos que últimamente asaltan nuestros oídos sobre la "memoria histórica", no me queda más que darle la razón, quitarme el sombrero, levantar mi copa de cava y decirle: ¡va por usted maestro!! Y es que parece que en este país nuestro, nunca vamos a dejar quietos algunos acontecimientos del pasado que, como marcas de una vacuna de viruela, unos pocos ( vaya usted a saber por qué motivos) se empeñan en insertar en nuestro diario de manera insana, dolorosa y con unos efectos secundarios que no deberían existir, pero que se manifiestan en cada noticiario, convirtiéndonos en estigmatizados de las consecuencias de una guerra civil eterna y permanente.
Servidora es fiel defensora de la memoria histórica, del resarcimiento del dolor causado por unos hechos que nunca debieron darse, pero que, desgraciadamente, se dieron. Defensora a ultranza de aquellos que buscan sus muertos y claman el derecho a una identificación y aclaración justa sobre sus asesinatos. Del reconocimiento público de su lealtad a la República. De ello, incluso, doy fe en mi última novela, poniendo en boca de uno de los personajes las barbaries cometidas y la negativa de ciertas autoridades a buscar fosas comunes, a identificar y resarcir el dolor de los fusilados y torturados, de nuestros presos políticos cuyo único pecado fue defender el gobierno legítimo de esta nación.
Servidora nacida en una familia víctima del régimen franquista, en todos y cada uno de sus planos, es defensora de la memoria histórica, pero jamás se decantará por el rencor histórico. Sea cual sea su procedencia. Me niego a pertenecer a un país ,casi federal en la actualidad, en el que mis hijos y nietos crezcan con el estigma de una guerra civil en su piel. Es del todo incoherente, incoherente en los tiempos que corren y malsano.
Una cosa es la memoria histórica y otra el rencor histórico. Lo terrible es que algunos no lo diferencian y otros se valen de esa falta de discernimiento para hincar el diente en diferentes tajadas. Mientras tanto, España sigue con su estigma, como dice Álvaro Colomer: permanentemente clavada en el pasado.
© Antonia J Corrales
*Artículo emitido en el espacio radiofónico: "Desde el pico del Águila" Radio Villalba, Magazine matinal de CALLE REAL http://callerealfm.wordpress.com/

CITA DIARIA CON LA MUERTE


Llovía con fuerza, pero, a pesar de ello, emprendió el camino con el ramo de rosas entre sus brazos. Cada tres pasos se detenía para sacudir el agua que caía sin piedad sobre las flores, que amenazaba con empapar la cinta malva. La lluvia resbalaba por la superficie del impermeable verde que le cubría el cuerpo hasta las corvas. La capucha, demasiado sucinta, dejaba al descubierto su incipiente alopecia. Sintió no haber cogido el paraguas, no por él, sino porque no quería entregar las flores tan mojadas, tan mustias, que parecía que su belleza se hubiese licuado con cada una de las gotas que golpeaban los pétalos rojizos, casi encarnados.
«Aún es pronto», se dijo mirando el reloj de bolsillo, y sonrió al recordar que no funcionaba, que sus manillas llevaban quietas desde que lo heredó. Hasta aquel día no lo había necesitado porque estaba habituado a guiarse por la sombra de los árboles, por la espantada que los coches al entrar en el recinto provocaban en las palomas, pero esa tarde las pichonas se habían resguardado y las nubes cubrían el cielo. Desde que comenzó a trabajar allí, había pasado un año, un largo año en el que se acostumbró a la soledad, a no reconocer su voz, a dejar que fuesen los demás los que hablasen, por ello su queja fue muda, reduciéndose a un pensamiento que le hizo mover de izquierda a derecha la cabeza y plantearse la compra de otro reloj.
Cuando llegó a la puerta, permaneció unos minutos quieto, mirando hacia el interior, contemplando cómo la oscuridad embargaba el recinto. Con los pies dentro del aguazal que invadía la entrada, imaginó la flaccidez de sus músculos; los párpados laxos, la mirada vacía, los pómulos afilados, su última mueca de dolor y, como siempre, el plañir insoportable de los suyos. Como en los casos anteriores, se tomó su tiempo. Intentó no hacer suyo aquel dolor, pero todo fue en vano. Se acongojó y volvió a plantearse abandonar. Se dijo a sí mismo que aquella era la última vez, que tenía que dejarlo, que no podía soportarlo más. Permaneció frente a la entrada con la mirada vidriosa y perdida, hasta que el murmullo del cortejo fúnebre lo sacó de su ensimismamiento.
Cuando todos llegaron, colocó el ramo de rosas sobre el féretro, abrió la cancela del panteón y ejerció, una vez más, de enterrador.


© Antonia J Corrales

Texto finalista en el certamen internacional “Las Quinientas” de 2004
Publicado en la revista literaria “El Malpensante”, de Colombia.
Publicado en el número 47- 2006 de la revista de la Facultad de Málaga Gibralfaro.

Albert Einstein

Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.

Puntadas sin hilo

Nos hemos vuelto sensacionalistas, estúpidos, tontos de capirote. Nos dejamos llevar por la ola de la excesiva información, pero no de la información objetiva, como debería ser ésta, sino de ésa que sustantiva demasiado, que engrandece las miserias en vez de denunciarlas. Somos asiduos a los desastres, a la negatividad y al consuelo del típico refrán: otros están peor.
Gritamos ante un cartel sensual como el de " Diario de una ninfómana",un cartel que de seguro a todos gusta, a mí, como poco, me parece "estupendamente" sensual y la sensualidad es... estupenda., pero..., con la que está cayendo, pocos se atreven a decirlo. Ahora se lleva el escándalo público, el poner las manos sobre la frente y exclamar en contra de algo o de alguien, condenarlo a la perpetua censura de eso que algunos llaman respeto, o falta de respeto, no sé , porque ya tengo un lío de conceptos lingüísticos importante con los temas de la ofensa personal que no me deja racionalizar con normalidad.
Es todo tan rápido, tan censurable, tan extrapolado que sólo ha lugar citar a Groucho Marx:

"Durante mis años formativos en el colchón, me entregué a profundas cavilaciones sobre el problema del insomnio. Al comprender que pronto no quedarían ovejas que contar para todos, intento el experimento de contar porciones de oveja en lugar del animal entero"
¡Qué acertado estaba el maestro! Quizás esto tendrían que hacerlo en el Mercado Monetario Internacional, dejar de contar ovejitas y empezar a contar porciones, sobre todo algunos. Me refiero a los dueños de las ganaderías.

© Antonia J Corrales

Quijotes

Le acercaron un periódico.
Leyó la primera plana.
Los ojos se le hundieron en las cuencas, los pómulos se le afilaron y extravió la mirada.
De inmediato adelgazó bajo la vestimenta blanca.
Se adivinaba famélico, aunque de gallarda talla.
Echó su mano hacia un lado, pero no halló su lanza.
Llamó gritando a Sancho, el eco le devolvió la llamada.

Se levantó taciturno.
Desencajado, recordaba sus andanzas, mientras todos los enfermos corrían en desbandada.
« Rocinante, ¿dónde andas? Amigo Sancho, dime el porqué de estas guerras, explícame qué es lo que pasa »

Desde aquel día el psiquiatra le censuró los periódicos.
El hidalgo caballero no puede tener noticias que convulsionen su alma.


© Antonia J Corrales

Desventuras

Pidió un ejemplar del Quijote y un lápiz de carpintero. No le dieron navaja para afilarlo y tuvo que usar sus dientes, que, tras los continuos envites, se rebajaron. Los dibujos de la faz quijotesca colonizaron las paredes de la celda y las cuartillas exhibían el mismo rostro famélico de expresión enloquecida.
Años después de su ejecución, se supo que sus rasgos estereotipados hicieron que los testigos lo confundiesen con el asesino. Pero ya era tarde. Entonces, él, viajaba a lomos de Rocinante por los campos de Castilla, con un rostro imposible de confundir: el de Alonso Quijano.


© Antonia J Corrales

*Texto finalista en el II Certamen de relatos hiperbreves " El Tren y el viaje" Renfe.

El Certamen

El dictamen fue laborioso, había mil obras a concurso. Cinco meses después de haber finalizado el plazo de presentación, el tribunal seguía sin ponerse de acuerdo. Acosados por los patrocinadores, los autores participantes y los medios de comunicación, que ávidos de información se amontonaban junto a la sede de la organización esperando una respuesta, se vieron obligados a tomar una decisión drástica que pusiese fin a aquel calvario de deliberaciones. Eliminaron todas las obras que no tenían marco. Del millar de obras pictóricas, 999 se habían presentado sólo con bastidor. El único óleo enmarcado fue declarado, sin más dilación, ganador del Certamen.
En el lienzo estaban rotuladas todas y cada una de las letras del abecedario. La explicación del Jurado al fallo fue contundente: «Nunca habíamos visto una obra pictórica que expresara con tanto realismo la creación literaria de los últimos años. Decididamente la pintura ha evolucionando, está cambiando» La disquisición fue acogida con agrado en el mundo de las letras:
«Al fin, alguien se ha percatado de la importancia que tiene el abecedario en la creación literaria».

© Antonia J Corrales

*Texto finalista en el IV Certamen Internacional de narrativa hiperbreve Acumán
Publicado en la revista Portorriqueña "The Big Times"
Cada día que pasa es un milagro.
Nunca es tarde para darse cuenta de lo importante en tu vida y luchar por ello.
No esperes a echar en falta lo que ahora tienes.
Habita cada instante, cada suspiro, cada sonrisa, cada gesto.
Bébete la vida como si en ello te fuera la vida misma.
De lo único que eres dueño es de tu presente; ¡habítalo!

© Antonia J Corrales

Un texto escrito en 1998

Llevaba más de un mes con esa tos estúpida y repetitiva. Los “bronco dilatadores” eran más que eso,ejercían sobre mi psiquis una extraña sensación, que me producía un bienestar cercano al efecto del anestésico, pero necesario. Las cajetillas de tabaco seguían amontonándose sobre la mesa de trabajo. Cuando el ataque de tos sobrevenía me revolvía por dentro pensando en lo estúpida que era, en lo mal que me encontraba. Acto seguido me imaginaba a mi misma dejando de fumar, haciendo deporte de manera asidua. Entonces, me veía atlética, joven, con una ausencia total de espasmos bronquiales. Mi piel rejuvenecía impregnada toda ella de oxigeno puro. ¡Qué soberana estupidez!, pensaba al tiempo, mientras la imagen de algún coche de gasóleo activaba mis defensas de fumadora convencida y desprendía su asqueroso humo sobre el catalizador del mío llenando el habitáculo de mi vehículo de un humo negro y mal oliente!
La imagen de esos cuerpos de yogur, tomando el sol, un sol "halógeno", me producía un deseo sobrehumano por conseguir que mis rasgos genéticos, esos que le habían dado a mi constitución unas caderas excesivamente prominentes, variaran dándoles una forma que nunca podrían tener a no ser por medio del milagro de la cirugía estética. A veces, llevada por la buena voluntad, compraba multitud de yogures desnatados, enriquecidos y cargados de bacterias beneficiosas que harían que mis pechos creciesen y mi culo se redujera, al tiempo que me inmunizarían. Pero, a pesar de ello, seguía cogiendo mi gripe anual y los virus colonizaban mis intestinos cada verano con una gastroenteritis que me hacia perder más peso que ninguna dieta. Siempre me gustaron los derivados de la leche, de todo tipo de leche; de vaca, de oveja o de cabra. Y, a pesar de tomarlos en exceso, de una manera visceral, mis depósitos de calcio siempre andaban por los suelos. Mi organismo no asimilaba bien el calcio, la vitamina C y el hierro. De ello tenía la culpa el maldito tabaco. ¡Eso decía la OMS!... O la estúpida herencia genética.
Una vez imaginé una novela en la que el avance médico había alcanzado unas cotas insospechadas. Los especialistas en genética tenían la capacidad de cambiar los cromosomas y darte así la oportunidad de la elección de tus rasgos físicos. Acabé rompiendo el borrador. Los personajes eran tan parecidos que no tenían ningún tipo de interés. Simplemente no tenían futuro ni presente, se quedaban paralizados ante la nada de sus vidas. Las mujeres tenían los mismos pechos, el mismo trasero perfecto. Los hombres poseían un hermoso aparato genital y sus brazos eran todos exactos a los de Arnold Schwarzenegger. Ante tal perfección, ante tal carencia de enfermedades, la muerte había dejado también de existir. La parte del ADN que da origen a la personalidad diferente de cada individuo, estaba vacía. Todo era igual, nada había diferente. El tedio era tan insoportable que produjo en mí, un amor desmesurado por la imperfección humana, por la gran variedad de culos, de tetas, y de penes. Por la gran diversidad de caracteres que posee la especie humana, con la cual me siento plenamente identificada como ser imperfecto que soy. Y así, de la misma manera que empecé la historia la acabé.
A pesar de la tos, y de las taquicardias alternas que en los días de trabajo extremo me produce el consumo compulsivo del tabaco, ¡sigo fumando!. Sería vulgar morir de cáncer de pulmón…¡ya lo hace demasiada gente! Quizás ése sea mi destino, o tal vez si no fumase no moriría nunca. Eso me horroriza aún más que la misma muerte. Siempre me ha horrorizado el tedio, el tedio y el dolor. ¡Una vez más intento convencerme de algo de lo que no estoy convencida!. Siempre ha sido así. Mi vida es una contradicción. Es una historia donde el aburrimiento lucha por subsistir sin conseguirlo.
Me ha costado casi un riñón, … ¡Qué digo un riñón!. Me ha costado casi una intoxicación de nicotina acabar esta novela. Tal vez con ella consiga mi propósito. Quizás la gente que la lea sienta las vidas y las experiencias que hay en ella tan cerca de las suyas, tan impregnadas de su pasado, presente y futuro, que confundan su lectura con el recuerdo de una historia real de gente de aquí, que alguien que vivió allí, les contó alguna vez y que pasó, vivió y murió como lo hacemos todos, sin dejarse sentir. Tal vez consiga ser parte de las cifras que han reflejado éste año los sondeos que miden la renta per cápita de éste país, y que dicen que los españoles, en este año 1998, viajaremos más en los meses de verano, que nuestros ingresos nos han permitido invertir en bienes más duraderos, “¡Los muy idiotas citaban entre ellos el coche! Como si un coche fuese un bien duradero. A mí no me dura en condiciones normales más de una temporada. ¡Tal vez sea porque yo no he tenido la oportunidad de tener un buen coche nunca!” De todas formas yo debo de estar fuera del grupo de ese 75%, que debe de ser el 75% de doscientas personas que las estadísticas dicen se comprará un adosado éste año, saldrá de vacaciones con “Curro”, y estrenará una cuenta de ahorro. Y para más cachondeo, son a los que la declaración siempre les sale a devolver.
Tal vez consiga ser simplemente leída. En realidad deseo ser todas esas cosas, sobre todo pudiente. Si de algo siempre he pecado ha sido de clara. Aunque no consiga nada, al menos lo he intentado. He intentado seguir teniendo ganas de intentar algo nuevo cada día.

© Antonia J Corrales

Al vuelo

A mi amigo Javier Picos
Hay días, momentos, en los que uno daría cualquier cosa por perderse en un abrazo profundo, en un abrazo de esos en los que los ojos se cierran involuntariamente, en los que el corazón parece dejar de latir por unos segundos. En los que el tiempo pierde su valor y se detiene sin que nada ni nadie sea importante. Apenas son fracciones de segundo, un instante impreciso que vacía todo lo que nos rodea llenándolo del oscuro silencio que nos consuela. Realmente somos seres solitarios, todos los somos. Lo somos porque guardamos demasiadas cosas dentro que, por unos motivos u otros, no podemos compartir con nadie, demasiadas. A veces, la mayoría de las veces, uno no necesita explicar lo que le sucede, lo que siente, lo que le arrebata la conciencia y el estado de ánimo. Basta un abrazo,sólo un abrazo y todo parece volatilizarse, evaporarse en esa sensación de cobijo sin pautas, sin preguntas, sin respuestas, sin explicaciones. La gente auténtica sabe qué son, cómo y cuándo dar esos abrazos, la gente auténtica capta tus sentimientos al vuelo. Y, al vuelo, te hacen sentir bien; sin explicaciones, sin esperar nada a cambio, sin reproches, sólo con su abrazo y una sonrisa. Como si no hubiesen hecho nada, como si su consuelo, su "estar" no tuviera el más mínimo valor, abren sus alas y despegan a un nuevo destino, rápidos, al vuelo.

© Antonia J Corrales
*Del espacio radiofónico "Desde el pico del águila" Radio Villalba, magazine matinal: "Calle real"Emisión 20 de noviembre de 2008

Poderoso caballero es Don Dinero

De nuevo estamos frente al atasco con las ojeras puestas, con el regusto del café o el té que acabamos de tomar a toda pastilla, mirando el reloj con cara de pocos amigos, mientras el marcador del depósito de la gasolina baja sin que puedas hacer nada, a pesar de reducir la marcha y no pegar acelerones, como nos aconsejan los entendidos. De nuevo nos vemos obligados a escuchar las quejas de las empresas que distribuyen este líquido espeso, asquerosamente negro que condiciona nuestras vidas de tal forma que incluso la barra de pan se ve afectada por sus oscilaciones, mientras estos señores, ricos, sí, muy ricos, dicen tener pérdidas por los vaivenes que sufre el precio del barril de petróleo, qué risa! O mejor sería decir: qué cara más dura tienen algunos. Bueno..., algunos no, los de siempre , porque siempre son los mismos.
Volvemos a la rutina, a las estupideces y falta de vergüenza de muchos. A mirar las nóminas y ver la misma cifra en la casilla: líquido a percibir. Una cifra que está tan congelada como lo estaban los glaciares hace décadas.
Crisis?, qué crisis?, muchos llevamos en crisis toda la vida, la mayoría somos de esas familias a las que poner a los hijos en el colegio les supone casi, y sin casi, el sueldo de un mes, por citar uno de tantos desembolsos a los que nos vemos sujetos durante los interminables meses que tiene un año, sea bisiesto o no. Y luego dicen que hay que tener hijos, que la población está envejeciendo...
Sí, mejor lo dejamos así, que los puntos suspensivos son muy eficaces para algunos temas...
Hay demasiadas cosas mal hechas, mal hechas para unos pocos, porque otros, los de siempre, siguen siendo clientes potenciales de depósitos a largo plazo en las grandes entidades bancarias. Son aquellos que mueven los hilos de la economía. A ellos, la crisis, no les afecta, les beneficia. Dentro de ese grupo están estos señores que dicen tienen que seguir manteniendo el precio de la gasolina aunque el barril baje. Y yo, dentro de mi ignorancia en estos temas de economía, tipos de interés y fluctuaciones del mercado monetario Internacional, me pregunto: si las entidades bancarias hicieran lo mismo con los tipos de interés variable, qué pasaría? Si no se bajase el precio del dinero porque se sabe y se da por hecho que va a volver a subir...?
Sí, es sencillo: nos estarían "tangando" mucha pasta, céntimo a céntimo, o eruo a euro, pero mucha pasta.
Lo cierto es que a veces es mejor poner un CD en el coche antes que los noticiarios porque, entre el atasco y la poca verguenza de muchos, uno llega al trabajo qué para qué contarte, sobre todo si estamos a final de mes, como hoy, porque, últimamente, el final de mes llega casi a mediados de éste.



© Antonia J Corrales

Premoniciones

Hacía años que no sabía nada de él, sin embargo, supe que el cuadro era suyo nada más verlo en la exposición. Aquel óleo era la representación exacta de una de las puertas que colonizaban los soportales de la plaza del pueblo. Pero no fue eso lo que me produjo el desasosiego que encogió mi estómago, sino el comprobar que era una copia más del único dibujo que, Jaime, en su adolescencia, repetía con insistencia en cada trozo de papel en blanco que encontraba; en las hojas de los exámenes, en la pizarra, sobre el vaho de los cristales...
Aquella fijación por una de las partes del pórtico fue, según los médicos, el detonante para que su enfermedad diera la cara.
Su obsesión en repetir el dibujo, una y otra vez, unida a la omisión de parte de uno de los capiteles fue lo que le dio el calificativo de enfermo mental y le obligó a seguir un tratamiento que se lo llevó del pueblo para siempre.
Años más tarde, el pórtico se desplomó, nadie encontró una explicación lógica al derrumbe que, misteriosamente, sólo afectó a esa parte de la porticada y que segó la vida de dos vecinos. Era la misma que él repetía en sus dibujos.
En la exposición nos vimos. Apenas cruzamos unas palabras:
-Me alegra verte. ¿Te enteraste de lo que pasó con el soportal?- dije mirando el cuadro.
- Estar loco es más seguro y más racional que ser vidente, ¿no crees? -contestó señalando otro de los cuadros de la exposición.

© Antonia J. Corrales

Una reflexión antigua, tanto como mi primera obra

Los locos del presente son los sabios del futuro.


© Antonia J. Corrales

Deseos ajenos



Su abuela quiso que fuese cura. «Los curas cuidan a los parientes», decía.

Su padre que se licenciase en Medicina: «Un médico en la familia es un lujo»

Su madre un buen hijo que le diese muchos nietos que la mimasen.

Su esposa que fuese marido; amante, amigo, confesor y un padre perfecto.

Sus hijos le exigieron la comprensión infinita que nadie tiene.

Sus nietos un abuelo sin achaques al que no tuviesen que cuidar.

Pero sólo era un ser humano, y quizá, por ello, aquel día, tras abrir la puerta y verlos a todos esperándole en torno al fogón para celebrar la cena de aniversario, se emocionó y olvidó, una vez más, todos y cada uno de los reproches que había escuchado durante años por haber sido él.


© Antonia J. Corrales

Desde el pico del águila





Servidora, ya tiene cierta edad y, a estas edades, comienza a estar de vuelta de muchas cosas. Cuando algunos vienen una, como imagino les pasa a muchos de ustedes, ha hecho el recorrido de ida y de vuelta varias veces, y, cuando menos, está cansada de tanta repetición, de tanto ir y venir, de tanto fallo de Matrix. A veces, algunas veces, como en la canción, optamos por pasar de las actitudes y los comentarios impropios y fuera de lugar con que nos regalan algunas gentes y, como tenemos estrés existencial, o lo que es lo mismo, la estupidez de la que estamos siendo testigos nos hace quedarnos sin fuerzas para contestar con un mínimo de respeto, y antes de pasar por alto los buenos modales, pensamos en aquel famoso dicho que utilizábamos en nuestra juventud... Entonces, tras un leve bostezo producto de la digestión pesada que estamos haciendo, decimos: ¡ paso de todo! Y pedimos un sobrecito de Almax para la acidez estomacal que sabemos nos producirá el no haber enfoscado de rojo vergüenza la moral del susodicho.
Pero, en algunos casos somos incapaces de callar ante la mala baba, la soberbia o cualquiera de esos denominados pecados capitales que, el tonto esférico que tenemos en frente o al lado, nos está sirviendo en bandeja de plata, como si sus tontunas y desaguisados fueran un plato recién creado por nuestros grandes gastrónomos. Él; sin saber de qué va el discurso, sin conocer los ingredientes, sin ser el autor del mismo, se autodefine como el único capaz de cocinarlo. Son aquellas situaciones en las que nos revolvemos por dentro y nuestros valores sufren alteraciones constantes como los mapas políticos actuales. Aquellos momentos que vemos, escuchamos, o somos testigos de cómo, sin el más mínimo pudor, sirviéndose del silencio que nuestra educación nos obliga a guardar, se apropian de los atributos ajenos, de las deferencias que nosotros y los demás hemos tenido al respecto de su devenir profesional o personal. No solo no dan las gracias, sino que se ponen las medallas que no les corresponden. En la mayoría de los casos, nuestras medallas. Es entonces cuando uno no puede más y deja escapar, con gesto torcido, mirada excéntrica y un cierto aire de principio de esquizofrenia aquello de:

" mira bonito, no olvides que a cada cerdo le llega su San Martín. Y yo, en tu lugar, tendría mucho cuidado, porque estás engordando un puñado y demasiado rápido. Ve con precaución, no sea que la fecha de la matanza se te vaya a adelantar así..., de repente"

Pero el tonto en cuestión, que además de ser esférico tiene tanta soberbia como los dígitos del número PI, vuelve a mirarse el ombligo, por supuesto lo hace como siempre, carente de humildad. Le miramos fijamente, tan fijo, que parece que estuviéramos buscando desesperadamente a Wally, pero él, a pesar de nuestra fijeza, de la mirada topográfica que le recorre, no se da por aludido y sigue definiéndose como el descubridor del mundo y sus alrededores. Esto cuando es español, que si es americano, el cenutrio en cuestión suele declararse el salvador del Universo.
Servidora está mayor, mayor para zarandajas, para debates absurdos, para perder el tiempo en ponerle las peras al cuarto a más de uno que se lo tiene bien merecido. Ya saben ustedes: más sabe el diablo por viejo que por diablo y el sabio no es sabio por lo que dice, sino por lo que calla. En base a ello, servidora, en muchas ocasiones, como muchos de ustedes, prefiere callar y dejar que sean ellos, los tontos, los que hablen, porque cada edad tiene su momento, cada momento tiene su edad, y, no lo duden: a cada cerdo le llega su San Martín.


© Antonia J. Corrales

Del programa radiofónico "Desde el pico del águila" Magazine Calle Real- Radio Villalba.

A un amigo muy especial


Hay quien obedece a sus propias reglas porque se sabe en lo cierto;
quien cosecha un especial placer en hacer algo bien;
quien adivina algo más que lo que sus ojos ven;
quien prefiere volar a comprar y comer.
Tú eres ese tipo de persona. ¡No cambies nunca!

Frase para un día "complicado".

La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz.


Proverbio Escocés

Polvo de Hadas




A todos los enfermos de Esclerosis Lateral Amiotrófica.



Estabas preciosa, bajo esa luz tenue que rozaba tu frente con desvergüenza, resbalando por ella hasta tu boca. Bajo la sombra que, desde hacía meses, eclipsaba tu mirada… que entonaba en tus ojos un bello y melancólico fado.
Sostenías la pizarra sonriente, sin perder de vista mis ojos que, a pesar de tu empeño, se negaban a caminar por horizontes ajenos a tus labios. Que, anárquicos y teñidos de recuerdos, desobedecían tus deseos, que obviaban, rebeldes, llenos de antojo púber, el frío abecedario que tú, frente a mí, sostenías en tus manos.
Mis pensamientos resbalaban por tu frente limpia,… sobre tus pómulos. Caían incorpóreos uno a uno sobre ti, bebiéndose tu aliento, tus ganas y mis ganas. Para, tras unos instantes, regresar, como tantos otros días, a mí. A este cuerpo que cada día me es más distante, más ajeno, pero que aún siento mío, al que aún reconozco y amo.
No dejabas de sonreír, ignorante a mis visitas diarias, cada día más continuas, al “País de Nunca Jamás”. No quise decirte que había vuelto a ser Peter Pan. Que esta vez no había perdido mi sombra, aquella que te dije extravié cuando nos conocimos porque se fue tras tus pasos, en el aire que movía tu caminar pausado y vital… Esta vez, había perdido mi cuerpo. Hacia meses que volaba sin él sobre los aleros de tejas de barro cocido, de rojo arcilla, ocultando mis secretos, mis pesares, mis deseos y esperanzas, en el acanalado de sus curvas, en el olor a vida que desprendía el agua de lluvia que, tras las tormentas del verano, empapaba su superficie ondulada. Esa lluvia que tanto echo en falta sobre mi ropa, que dejó de resbalar por mi piel el día que dejé de andar.
Desconocías que, antes de emprender mi vuelo por la ventana, robaba tu risa, que atrapaba a hurtadillas, como un adolescente pícaro y atrevido, tus carcajadas. Las guardaba en el laberinto de mis oídos, para espolvorearlas sobre las esquinas oscuras de los barrios marginales, sobre los rostros tristes de los niños desamparados, sobre los gestos anochecidos de las viudas, sobre la tristeza que empaña el sentir de los desheredados. Que una vez más, ella, tu risa, se había colado en el sentir de otros que, también, como me sucedía a mí, andaban desgranando sentimientos sobre horizontes incorpóreos, inexplorados. Que había conseguido viajar a los alfeizares de sus ventanas y apresar sus deseos más profundos. Que tu risa, era ese polvo de hadas que revivía los sentidos, porque tú eras mi Campanilla y Campanilla había conseguido curar a Peter Pan.

«La magia existe. Creo en la magia», decías.
«La Ciencia es magia», respondía yo. «Creo en la Ciencia», insistía, mostrándote los avances de mis estudios, de los estudios de otros que, como yo, siguen creyendo que la imaginación es más poderosa que el conocimiento. De otros que viajan incesantemente, día tras día, al “País de Nunca Jamás” buscando aguja e hilo con los que coser deseos que se hacen realidades cumplidas y vividas.
Porque allí, en el “País de Nunca Jamás”, la magia, es la realidad.


©Antonia de J. Corrales

*Publicado en el número 60 de la revista adELA informa . Radiado en Calle Real. Radio Villalba.