Algunas cosas no hay dios que las cambie

Este artículo fue emitido en el magazine matinal de Radio Villalba "Calle Real", espacio radiofónico " Desde el pico del águila" el 22 de marzo del 2007.
Como verán ustedes, desgraciadamente, sigue siendo de máxima actualidad, igual que las obras :)

Sería estupendo levantarse una mañana y al encender la radio, el televisor o leer la prensa, comprobar como la plantilla de frikis al uso nos da un descanso y se pierde en las islas Seichel por un largo periodo de tiempo. Ver que las fotos de desnudos, acordados o robados, que para el caso es más o menos lo mismo, no ocupan los espacios de noticias destacadas. Saber que los juzgados no tienen exceso de cupo, y que las querellas del “famoseo y el frikeo”, ya no causan daños colaterales a los ciudadanos colapsando los juzgados. Que los jueces ya no están para esos temas de cuernos, desavenencias y peleas familiares sin sentido y aberrantes, de cuyas exposiciones, incisos o venias sus señorías deben estar hasta los mismísimos.

Sería un descanso dejar de ver siempre a los mismos en los mismos programas, contando lo mismo a todas horas. Porque la mayoría de las veces las declaraciones, las opiniones y los comentarios de estos personajes son tan rutinarios que uno confunde la realidad con la ficción, una realidad y una ficción demasiado rocambolesca e inaudita.

Sería estupendo que, también, los políticos dejaran de dar tumbos por los escenarios de los mítines, de las manifestaciones. De preocuparse por el perfil idóneo, por la ropa adecuada, por el gesto preciso, por la sonrisa o el grito de guerra más popular y beneficioso. Sería de ley que dejaran de divagar, de rescatar lo funesto del pasado y comenzaran a trabajar por el bienestar y la justicia de todos, sin buscar la medalla con la que condecorarse individualmente. Sería lo propio que trabajaran como se trabaja dentro de las familias, en grupo. Como en “Fuenteovejuna”, todos a una. Que, como en el deporte, el mejor de ellos se subiera al podium y el menos bueno, que no el peor, aplaudiera satisfecho de haber participado en esa ardua y difícil labor que es gobernar bien y en justicia un país. Sería gratificante y esperanzador ver como los que se quedan en un puesto más retrasado toman notas de sus errores y aciertos e intentan superarse así mismos sin necesidad de echar por tierra el trabajo de los demás; como hacemos la mayoría de ciudadanos.

Sería estupendo ver como al menos una persona, le explica a esos personajes de creación reciente, que exponen sus miserias en los programas televisivos, que el momento de gloria no existe, que es una panacea más.
Sería, cuando menos un privilegio, dejar de escuchar a los comunicadores snob, que aprovechan cualquier momento para hablarnos de marcas de ropa: de productos alimenticios, de coches, de lugares de residencia; inalcanzables para la mayoría de los españoles, y de los que ellos hablan como si éstos fuesen estandartes del buen gusto y de la relevancia social dándole a sus palabras un énfasis inoportuno y excluyente.

Seria estupendo que alguien recorriera las filas de las oficinas del desempleo e hiciera encuestas diariamente. Así todos conoceríamos cuales son los verdaderos problemas de la gente normal, cual es la realidad social. Así, por lo menos, se sabría lo hartos que estamos todos de tanta crisis, tanto paro, tanta excusa de las patronales, de los sindicatos…, de tanta palabrería y… ¡tan poca efectividad!

Sería estupendo y beneficioso, para el colesterol, para la tensión arterial, para la acidez estomacal, para tener que hacer menos Tai Chi, menos Yoga, menos Pilates, para tomar menos ansiolíticos y, lo más importante: para conseguir dejar de fumar, que bajo muchas declaraciones, acciones publicitarias, convocatorias, programas de televisión, manifestaciones de supuestos intelectuales que se creen en posesión de la verdad, políticos, periodistas y un sinfín de personajes, se colgara un pie de foto que dijese:
Cualquier parecido con la realidad es una simple y desgraciada coincidencia.
© Antonia J Corrales
A pesar de todo, no olviden ser felices y disfruten del momento. !Feliz puente!

¡¡¡Mecachis!!!


Ah!!! que Carla Bruni ha venido a Madrid. Pues..., la verdad, no me había enterado.

Un encuentro de los muchos que tuve con mis lectores. Gracias a todos por estar allí, por transmitirme vuestros comentarios,vuestros interrogantes... !Gracias por "leerme"!

Y llegó la hora de firmar



La firma, las firmas, muchas firmas... Tantas que los ejemplares de "Epitafio de un asesino", se agotaron en las casetas y "La décima clave" le fue a la zaga. Fue una tarde increíble, tanto por la conferencia, las preguntas de los lectores, las firmas, como por la organización de la Concejalía de Cultura de Moralzarzal , a la que, una vez más, le doy la enhorabuena por esta feria del libro.


Conferencia Novela Policíaca

Una de las fotos de la conferencia que impartió Arancha Sánchez Apellaniz el sábado 25 de abril en el Centro Cultural de Moralzarzal. Tuvimos un lleno total y nos faltó tiempo, mucho tiempo para dar respuestas a los asistentes. Unos asistentes de lujo para cualquier conferenciante y escritor. Mil gracias a todos ellos y, sobre todo, a Arancha, que nos hizo disfrutar de una conferencia extraordinaria.

Leer un libro es vivir una historia " a la carta" Eliges y disfrutas a tu antojo, dentro de esa soledad tan compartida que sólo da la literatura.
© Antonia J Corrales

Nota de prensa

Mañana, junto a Javier Picos, director del magazín "Calle Real", estaré en Radio Villalba a las 12:30. Será un programa muy interesante en el que habrá un elenco de participantes que no podéis perderos. Todos ellos participan en la Segunda Feria del libro de Moralzarzal. Estáis todos invitados a escucharnos en el 107.4 FM o por Internet en :
Antonia J Corrales

Materia prima


En su discurso, Gustavo Martín Garzo, refiriéndose a los escritores, dijo: «no los veamos como seres excepcionales que se alimentan de ambrosías o del éter en que flotan los sueños, y respetemos un esfuerzo y un trabajo que no es diferente a los esfuerzos y trabajos de los otros oficios del mundo». Además añadió: «no queramos entrar a escondidas en sus tiendas y llevarnos lo que tan trabajosamente preparan» Extracto del artículo "Felicidades a los autores y editores" Revista Cedro Informa número 45. 23 de abril de 2009 página Web: http://www.cedro.org/inicio.asp


Es un placer escuchar y leer este tipo de declaraciones. Va siendo hora de que todos se enteren de que los escritores también comemos. Sí, como todo el mundo, aunque muchos se empeñen en que no lo hagamos como es debido o que ayunemos. En este día, yo me pregunto, ¿qué sería de la Cultura si todos los escritores hiciésemos una huelga indefinida? De la Cultura y de muchos otros sectores que dependen de nuestra materia prima. Porque detrás de un libro, no lo olviden ustedes, hay cientos, miles de puestos de trabajo.

!Feliz día del libro!


Antonia J Corrales

SEGUNDA FERIA DEL LIBRO DE MORALZARZAL


El próximo sábado, 25 de abril, de 18:00 a 19:00 Arancha Sánchez Apellaniz impartirá la conferencia: "Nuevas tendencias en la novela de suspense y policíaca". El acto se desarrollará dentro de las actividades culturales que organiza la Concejalía de Cultura de Moralzarzal en la segunda edición de la feria del libro. Dicha conferencia se impartirá en El Centro Cultural y yo asistiré como escritora invitada. Después habrá firma de libros en las casetas de la feria.

Arancha Sánchez Apellaniz firmará sus obras : " Cómo escribir relatos y novelas" " La abadía"

Por mi parte firmaré : " Epitafio de un asesino" y "La décima clave"

Estáis todos invitadísimos a la conferencia, la cual será muy interesante y amena. Finalizada ésta podéis hacernos las preguntas que queráis a Arancha y a mí. Sí, incluso las indiscretas, yo prometo contestaros a todas. También echarnos unas risas, que falta nos hace a todos. Pero, lo que más apreciaré, será veros allí, porque ya sabéis, vuestra amistad es lo más importante. Y, además, con el poco presupuesto que se destina a cultura en este país nuestro, es de agradecer que una Concejalía organice un acto como éste con tanta ilusión. Una de sus responsables es, Belén Martín Moreno, a la que agradezco personalmente el trato recibido, la atención prestada y el trabajo que desarrolla con tanto énfasis.

Si alguno quiere comprar los libros no tendrá problemas para hacerlo, habrá ejemplares en las casetas de las librerías que asisten al evento. Sé que muchos de vosotros habéis tenido dificultades para encontrar "Epitafio de un asesino", el sábado podéis adquirirlo.

Dentro de esta feria hay muchos actos interesantes que no podéis perderos. Aquí os dejo el enlace para que consultéis el programa:


¡¡¡Nos vemos en el camino!!!!

Antonia J Corrales

Desde lo más hondo del corazón...

Os dejo el enlace al texto que hice para el hermano de una gran persona y una gran amiga. Está dedicado a todos los enfermos de Esclerosis lateral amiotrófica. Lo puse en el blog hace tiempo, pero ahora, la revista de la Facultad de Málaga acaba de publicarlo, como siempre de una forma maravillosa, gracias a su magistral consejo de redacción y a su director, Prof. D. José Antonio Molero Benavides, una excelente persona y un gran amigo al que tengo el grandísimo honor de conocer hace años. Os recomiendo, si os gusta la literatura, la lectura de esta publicación:
http://www.gibralfaro.uma.es/

Mi texto: "Polvo de Hadas" podéis leerlo en la dirección:

http://www.gibralfaro.uma.es/antologias/pag_1510.htm

¡Qué ustedes lo disfruten!

Antonia J Corrales

Base económica capitalista

Para que unos pocos hombres tengan mucho, muchos hombres han de tener muy poco.
© Antonia J Corrales

Aquella Semana Santa en Chinchón





En aquellos años, servidor aún era joven, la fuente de ingresos del pueblo eran los cultivos de la vega del Tajuña: garbanzos, lentejas, ajos, girasoles, mazorcas de maíz, calabazas, melones, sandías y los olivos, que, como habrá visto, aún delimitan el horizonte con ese verde oscuro irrepetible. ¿Estará usted conmigo en que es un tono peculiar? —me inquirió. Asentí con un gesto afirmativo de mi cabeza—. Entonces, no teníamos donde llevar la sal y la pimienta sin que ambas se mezclaran en las alforjas con toda la comida y, por ello, ideamos esto —dijo levantando una caña hueca—. Vaciábamos la caña, le poníamos un corcho en el extremo inferior y la llenábamos de sal hasta la mitad. En la mitad hay un nudo que separa las dos partes. Después, poníamos la pimienta encima y tapábamos el otro extremo con otro corcho. ¡Así! —concluyó poniendo el tapón en el extremo inferior, y le dio sonriente la caña a una de mis hijas, a la más pequeña. Las otras dos miraban el artilugio como si éste hubiese salido de un libro de fábulas, de cuentos que narran historias en las que cualquier cosa, por insignificante que ésta sea, está llena de magia y misterio; es portadora de vida y prosperidad.
Ven ustedes lo simple que era la vida entonces —dijo clavando sus ojos vidriosos y glaucos en los míos. Mientras, yo, me dejaba llevar por el olor del tomillo, del romero, de la albahaca, de los cientos de manojos de hierbas aromáticas que colgaban del techo atadas por cuerdas de esparto, y que el hombrecillo, bajito y de piel limpia y morena, había recolectado y anudado con la misma cuerda de la que estaba hecho el cinturón de sus pantalones. Hiervas que constituían, junto a las ristras de ajos, las mazorcas de maíz, los girasoles, las calabazas secas y las legumbres, que aún medía con un celemín, la fuente primordial se sus ingresos.
Cuando entramos en el local, estaba sentado en una vieja silla de anea, la misma en la que le vi el primer día que entré en la tienda, hacía ya unos cinco años. Su lugar de trabajo y actitud no habían cambiado, tampoco el local que aún exhibía los mismos rincones repletos de aperos de labranza, ya en desuso. Los desconchones de las esquinas de las paredes y los claroscuros poseían el mismo poder que los encantamientos, haciendo que las historias de elfos, de hadas, de personajes que en apariencia sólo existen en la imaginación, tuvieran razón de ser, que fueran tan posibles, tan reales, como lo era nuestro asombro ante las sensaciones que un simple puñado de cultivos nos producían. Un local en el que los cristales de las ventanas de la puerta, cuarteados por madera reseca, estaban tapados con carteles taurinos antiquísimos; con anuncios de jarabe, de Quina santa Catalina…, incluso de algún que otro bando municipal de promulgado tres décadas atrás. Allí no había neones que reclamasen la atención de los turistas, ni números que indicaran el precio de unos artículos exentos de conservantes, colorantes o edulcorantes, ni máquinas registradoras, ni ordenadores. La instalación eléctrica estaba compuesta de un punto de luz del que se alimentaba la bombilla que pendía del casquillo y que alumbraba en los días oscuros y grises el centro del local. La tienda, ni tan siquiera tenía nombre. Le sucedía lo mismo a la bollería situada, como la tienda del anciano, en la plaza de Chinchón. Allí, los bollos, según nos dijo la panadera, una mujer robusta y lozana, tan limpia como su local, nos hizo saber que para pedir el producto que deseábamos bastaba con señalarlo, porque aún no había bautizado sus artesanales y exquisitos dulces. No por falta de padrino, que había tenido unos cuantos, sino porque, aquello, lo del nombre, no tenía importancia.
Mientras nos perdíamos por las calles empinadas, vestidas de miradores seculares, alfombradas de piedra, por las calles de un pueblo que aún conserva intacto el olor y la esencia del pasado, donde algunos de sus lugareños aún nos dan clases de vida, de esa vida que hemos olvidado vivir, otros hacían turismo espacial y su capricho copaba todos los informativos como si el esnobismo, el despilfarro de millones de dólares en unas horas, el capricho de un llamémosle “señor de la tecnología”, fuera una mención de honor en vez de una infamia, un insulto para los países que aún están en vías de desarrollo, para los cientos de niños que mueren por no tener una vacuna para combatir el sarampión, o penicilina para diezmar las terribles secuelas que puede producir una escarlatina sin tratar. Como si su despilfarro, con el que se podía diezmar de un plumazo la hambruna que asola a millones de personas en el mundo, fuese algo para loar en vez de repudiar.
Mientras presenciábamos la representación espectacular de La Pasión de Cristo, mirando suplicantes al cielo encapotado y que se mostró benévolo no dejando caer ni una sola gota de agua durante toda la escenificación, los terroristas suicidas seguían inmolándose en nombre de su dios. Mientras escuchábamos como la Iglesia Católica bautizaba a María madre de Jesús como la fiel defensora de las mujeres maltratadas, olvidándose de María Magdalena que según rezan los evangelios sería la justa representante de las víctimas del maltrato femenino, más mujeres seguían siendo asesinadas por sus parejas. Mientras los romanos que personificaban a los de entonces, rodeaban al joven y guapísimo actor que interpretaba magistralmente el papel de Jesús, arrastrando su cruz sobre los pedernales húmedos de la plaza, cayendo con fuerza sobre ellos, arañándose las piernas desnudas y desollándose los nudillos amoratados y gélidos, cientos de presos políticos, como él, aún seguían en las cárceles víctimas de torturas y vejaciones, en pleno siglo XXI.
Como si nada hubiera pasado, como si todo siguiera igual y lo único que hubiera cambiado fueran las vestimentas, el léxico utilizado, y la lejanía de los hechos en el tiempo, junto a las comodidades y los avances tecnológicos y científicos, y estos nos hubieran hecho más insensibles a las penurias ajenas, a la verdadera esencia de la vida, todos nos dejábamos llevar por el tumulto, por lo hermoso del lugar y la escenificación de unos hechos sucedidos hace veinte siglos, olvidando que otros hombres, en otros lugares, aún siguen padeciendo los mismos calvarios, las mismas privaciones, las mismas torturas, aunque estos no se llamen Jesús ni su madre sea virgen.
Mientras el tendero preparaba la caña para que mi hija se la trajera a casa como souvenir, el hombre viajaba al espacio alejándose de la Tierra y hacía lo que siempre ha hecho el ser humano, perder la perspectiva de lo que realmente es valioso, saber colocar la sal y la pimienta sin que éstas se junten con la comida, sin que se desparramen en las alforjas. Como le sucede a la conciencia social, que a medida que pasa el tiempo está más desparramada.
© Antonia J Corrales
*Artículo emitido en Radio Villalba, programa matinal: "Calle Real". Espacio: "Desde el pico del águila"
¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
Albert Einstein

Sólo se salvaron el cobrador del frac y el interventor

Cuando el dinosaurio abrió los ojos, los políticos seguían estando allí, y no solo eso, seguían prometiendo las mismas cosas.
Era lunes, sí, volvía a ser lunes, lunes de cuaresma. No se podía comer carne y encima le habían quitado una hora de sueño .Por lo que el dinosaurio, que era un Velociraptor, somnoliento y muy mosqueado, miró, con expresión de no saber qué pasaba, al hombre que permanecía dormido a su lado haciendo guardia para que los ocupas no entraran en su vivienda de protección oficial adjudicada, pero no entregada. Varios jubilados esperaban a que los empleados del gran almacén, que se asentaba sobre un terreno pecuario súper recalificado, sacaran los productos que habían caducado porque las ventas habían descendido y la deflacción tampoco había surtido efecto. El grupo de ancianos contemplaba al dinosaurio, más aterrorizados que los días en que veían el importe de su pensión.
Los parados, que guardaban turno con una hora de retraso porque, al llevar dos días en la cola, habían olvidado adelantar sus relojes, vieron la escena con intranquilidad y, por unos momentos, pensaron que las cosas... ¡Sí podían ir a peor! El dinosaurio sintió el revuelo a su alrededor y miró al hombre que aún permanecía dormido, abrió la boca y lanzó un gruñido que dejó a todos inmóviles, menos al cobrador del frac que se asentaba en el rellano de la entrada a una urbanización de lujo escuchando, por el reproductor de sonido, “Extremo duro” como preparación copiada de los soldados estadounidenses antes de la batalla, mientras arrugaba el aviso de cobro de la tercera letra del coche y se preguntaba cómo iba a cobrársela a sí mismo.
Los agricultores, los ganaderos, los estudiantes que se manifestaban en contra del Plan Bolonia, los antiabortistas, los antitodo, que iban en manifestación hacia la Moncloa, juntos pero no revueltos, se bajaron de la línea de metro que se ubicaba frente al dinosaurio, hartos de los parones que estaba generando la huelga. Junto a ellos iban los representantes sindicales, que hasta ese momento habían estado echando la siesta a la espera del "cambio horario". Aterrorizados se miraron unos a otros, hasta que alguien dijo:
-El que abra la boca o corra es un antipatriota”
A ello le siguió el clamor de la sabiduría popular, que gritó :
-¡Marica el último!
La estampida fue de 7,9 en la escala de Richter y se llevó con ella el sistema. El dinosaurio contempló la debacle con la misma expresión que los espectadores del “Diario de Patricia”, sopló sobre el hombre que seguía dormido al lado de la entrada de su casa de protección oficial, adjudicada pero no entregada, a la espera de una respuesta de éste ante lo que contemplaba y no comprendía.
Los helicópteros sobrevolaban la zona y los hombres del tiempo daban su previsión al gobierno local para que pudiesen tomar medias con antelación y así evitar una catástrofe mayor que les diese más horas de trabajo en el Congreso, perjudicando con ello sus otros empleos.
El hombre, al sentir el aliento, primero bostezó, luego se estiro, cambio de postura, abrió los ojos, miró al dinosaurio y dijo señalando a los políticos que se habían concentrado en la zona para explicar las medidas a tomar ante aquel desastre:
-Gozila, no les eches cuentas, ya te he dicho, muchas veces, que los Reyes Magos son los padres.
A lo que un interventor de Cajas de Ahorro que se había salvado del tumulto, porque todos le esquivaban, replicó:
-Ya no se llaman así, ahora se llaman Papa Noel, pero siguen siendo los mismos. Nosotros ya lo sabíamos, pero no íbamos a quitarle la ilusión a Dino…
Ya sabemos por qué el dinosaurio aún seguía allí: Aún no se ha recuperado del susto.
© Antonia J Corrales