Amazon, San Jordi y los escritores electrónicos de Kindle


  El parte meteorológico preveía lluvia a el día de San Jordi en Barcelona, a pesar de ello olvidé mi paraguas rojo en casa, para ser más exactos en el maletero del coche, donde siempre está. He tomado la costumbre, como Jimena, la protagonista de, En un rincón del alma, de llevarlo conmigo siempre, y donde más tiempo paso, aparte de frente al ordenador, es en el coche. Excepto para un momento muy concreto que duró poco tiempo, no lo necesité, no necesité que me protegiese ni de la lluvia, que solo cayó en la ciudad catalana el día 22 entrada la madrugada, ni para esos momentos de , llamémosle, debilidad o indefensión ante cosas que no deberían suceder o personas que tienen poco de ello. Sólo hubo unos minutos en que sentí su ausencia y en ellos llamé desde mi  teléfono móvil a mi marido, mi auténtico paraguas rojo, mi otro yo.  
        Los escritores, aunque no todos, somos seres extraños, una especie diferente, como todos los creadores. Vemos las cosas desde varios ángulos y en diferentes colores. Una gama de colores que va más allá de la convencional. Tal vez por ello son pocas cosas las que se escapan a nuestro registro personal, a esa forma de analizar todo lo que nos rodea. Estoy segura de que si no fuese así, no sabríamos transmitir como lo hacemos. Pero esto, también tiene sus desventajas, ver demasiado no es bueno. La ignorancia, muchas veces, es un don del cielo, como diría Jimena. Siendo un poco ignorante uno puede llegar a ser feliz, aunque más exacto sería decir que le será más fácil  sentirse contento, porque no es lo mismo felicidad que alegría. La primera es casi inalcanzable y la segunda puede tenerse durante muchas horas y muchos días, lo único difícil es mantenerla, sobre todo en estos momentos en los que las cosas están como están y las personas andan como andan: cada uno tirando de su carro sin mirar a quién pueden dejar bajo las ruedas del mismo.
   Esta no era la primera vez que estaba en Barcelona, pero sí era el primer  San Jordi que vivía en la ciudad  y debo confesar, porque soy  honesta,  que  no estaba nerviosa y que no sentía ningún tipo de angustia. Ya conocía la ciudad catalana, la cuna de las artes y las letras, y aquello , para mí, era la puesta en escena de lo que se mama en la ciudad todos los días del año.  Me gustó perderme entre el tumulto: perderme porque en San Jordi, lo importante no son los escritores, lo verdaderamente importante es el lector. Las rosas y los libros, los libros y las rosas y esos miles de personas que abarrotan las calles, las librerías y los puestos tiñendo de rojo las avenidas y las tiendas, engalanando todo con aire de fiesta. Una fiesta en la  que el confeti está compuesto de palabras, de palabras e historias, de personajes a cada cual más dispar, cercano o alejado, pero nuestro, porque cada lector hace suya la historia una vez que la elige y porque un buen escritor antes debe ser un buen lector.
No narraré todos los pasos que dimos o los lugares que recorrimos previos a la mesa redonda que organizó Amazon, mis compañeros ya lo han hecho en sus respectivas crónicas, y además Barcelona y sus puestas de largo no son para contarlas, son para vivirlas.  Desde niña siento admiración por Cataluña, y tal vez por ello basé la trama de mi obra La décima clave, El mensaje cifrado de Dios, en la ciudad catalana y por ello su portada es la imagen de uno de los conventos durante la Semana Trágica de Barcelona en 1909.
  También por ello, tengo una obra, aún inédita por voluntad propia y que nadie a excepción de mi marido ha leído, basada en la historia de una familia catalana, parte de ella recoge algunos años de mi infancia que pasé en Amposta.
     Para esta "crónica" que no es tal, como ya habrán comprobado ustedes, me hubiera gustado tener a  mi lado a Manuel  Vázquez Montalbán , sólo él habría sido capaz de describir con exactitud milimétrica y de justa manera el ambiente y, sobre todo, lo bien que se come en Barcelona, lo magnífico de su gastronomía. Pero desgraciadamente él se fue, aunque he de confesarles que en más de una ocasión me pareció ver su sombra caminando por las calles, husmeando entre las páginas de los libros que los viandantes abrían y recogiendo los pétalos rojos que alguna rosa había perdido sobre las aceras alfombradas de pisadas anónimas. Mientras  Pepe Carvalho le susurraba al oído nuevos datos de aquella investigación que, desgraciadamente, no pudieron concluir. Como ya dije, Barcelona y San Jordi es eso, nada más que eso: historias, personajes y paraules al  vent...    
  Mi deformación profesional en cuanto a la dirección y administración de empresas no me abandonó durante todo el desarrollo de la mesa redonda convocada por Amazon. Por este motivo he de destacar que me impresionó el funcionamiento de Amazon, de la empresa, en cuanto a la organización del acto y el trato recibido por todo el personal y directivos de la misma. Cuando las cosas se hacen bien, el resultado es estupendo, como lo fue todo el desarrollo,  desde el principio hasta el fin.  Fue un verdadero honor hablar con Koro Castellano, a la que admiro desde hace tiempo y a la que ya felicité por la magnífica organización y por el estupendo ambiente que todos y cada uno de sus empleados tenía, algo siempre gratificante y arrollador. Muy de agradecer.
                                            Esteban Navarro, Bruno Nievas, Marta Querol y Antonia J Corrales
   Para finalizar, porque no me queda otra y como imaginarán contaría muchas cosas más, diré que el viaje a Barcelona no solo me trajo la oportunidad de sentir más de cerca  la magia que desprende la ciudad en ese día tan especial para los escritores, también la oportunidad, la ya ansiada oportunidad, de conocer a mi amiga, hasta ese momento "ciber amiga" la escritora  Marta Querol. Después de varios años comunicándonos por e-mnail y teléfono, sacando los pinchos de las brochetas, ella sabe a lo que me refiero, tuvimos la oportunidad de darnos un abrazo de oso, de los grandes y largos, de los de verdad. Nos faltó tiempo para hablar, pero estoy segura que eso tendrá pronta solución.
Destacar, como siempre, la satisfacción de ser escritora de Ediciones B Grupo Z, de formar parte de las filas de B de Books, cuyo equipo estuvo en todo y por todo con nosotros. Pendiente, al tanto, de cualquier necesidad que pudiéramos tener, porque el bienestar de sus escritores es su máxima, la máxima de todos incluidos los directores que también nos dedicaron su tiempo, su atención y manifestaron la preocupación por nuestra estabilidad,  por el buen funcionamiento de nuestros trabajos y el interés    sobre  ellos.         
 



                                                                 Mesa rendonda Amazon
Antonia J Corrales y Marta Querol


   Carmen Romero Directora Comunicación Ediciones B. Antonia J Corrales             

   Lucia Luengo, Editora Ediciones B.  Antonia J Corrales

©Antonia J Corrales
Enlaces de algunas  notas de prensa relacionados con el evento:




4 comentarios:

mercedespinto dijo...

Una crónica magnífica, Antonia, has conseguido que, de alguna manera, pudiera estar allí con vosotros. Ya veo que ha sido un Sant Jordi inolvidable. Me alegro mucho.
Un abrazo.

LQVL dijo...

Gracias por traernos esta crónica; para aquellos que no pudimos asistir es muy importante. Ahora me voy a pasar por todos esos medios que se hicieron eco del evento... me encanta!

Antonia J Corrales dijo...

Me alegro , Mercedes. un besazo.
Libros que voy leyendo :) mil gracias por estar aquí, por vuestro apoyo. Un beso enorme

Blanca Miosi dijo...

He leído esta magnífica crónica que denota la pluma de una autora especial, única, y da cuenta de su experiencia en plasmar emociones, porque hasta contando un evento trasmites emoción. Cuánto me hubiera gustado estar cerca a ustedes para poder asistir y conocerlos en persona, darles un abrazo, reír y llorar, y sobre todo pasar momentos inolvidables, irrepetibles como son todos los momentos de la vida. Me entusiasma pertenecer al mismo plantel de escritores llevados de la mano de Ediciones B, me anima y hace que me sienta satisfecha por haberme unido a ustedes. Muchas gracias por este maravilloso relato, algún día...

Besos!
Blanca