A LA VUELTA DE LA ESQUINA

 

No recuerdo cuándo fue la última vez que entré en redes. Tal vez haya pasado demasiado tiempo, aunque demasiado es una palabra demasiado relativa ;). Lo cierto es que mi ordenador lleva bastante sin ponerse en marcha.
Hoy escribo con un ojo cerrado. Apenas veo con él y eso hace que fuerce en demasía el otro. No debería estar al teclado, es lo que me han recomendado que haga, hasta la próxima intervención, pero tanto tiempo de ausencia necesitaba una explicación, aunque sea como un vuelo al ras del suelo, sin entrar en muchos detalles. Al menos así lo he sentido y siento yo.
Durante este alejamiento, que se alargará hasta tener la vista recuperada, han sucedido muchas cosas. Acontecimientos propios y ajenos, singulares y plurales de los que debería y podría haber escrito. En los que he pensado, meditado, sufrido y asimilado. La vida es como la corriente de un gran río. Como el viejo y sabio Nilo. Te arrastra, te da la vida o te la quita sin que su cauce sufra alteración alguna por tu ausencia o tu presencia en él. Sin embargo formas parte de su caudal, una parte irremplazable que aunque, a simple vista, no se perciba está ahí. Lo llena de vida y da origen a otras. Yo sigo ahí, nadando, a veces a contracorriente, otras a favor de ella o dejándome arrastrar; como muchos de vosotros. Reescribiendo mi historia sobre las hojas secas del papiro.


Esta retirada me ha dado la oportunidad de aprender a relativizar muchas cosas, a plantearme un nuevo camino que recorrer. Ha sido un cambio de aire, de perfume, de vaqueros, de alpargatas; un volver a empezar. Empezar, ¡qué palabra más bonita!, ¿verdad?

Volveré. Lo haré cuando esté recuperada del todo. Será el próximo año, ese que ya se asoma a hurtadillas tras el quicio de la puerta, que parece jugar con nosotros al escondite; como un niño travieso que, mientras cuenta hasta diez, separa los dedos y mira dónde nos vamos a esconder. Con el que reiremos, lloraremos y soñaremos. Con el que imaginaremos volver a empezar.

Empezar, volver a comenzar. Caminar por nuevas sendas, trazar nuevos caminos. Llenar la vida de color, de sonrisas y manos entrelazadas. De besos y sábanas blancas, de vino y pétalos de rosa rojos. ¡Futuro!, ese es mi deseo, que el futuro os quiera, se enamore de vosotros y os haga felices; que sea vuestro cómplice y confabuléis con él.
Nos vemos a la vuelta de la esquina, en el camino. ¡No dejéis de caminar jamás!
¡Felices fiestas!
PD: No puedo responder mensajes; por el momento.

No hay comentarios: