A la vuelta de la esquina

 DIARIO DE UNA ESCRITORA


Aquellos sueños, los que se fueron sin hacerse realidad, los que se cumplieron, los que aún siguen ahí, en el país de Nunca Jamás esperando a ser soñados, hoy tocan mi puerta. Golpean cautos y rítmicos. El golpeteo me recuerda que el tiempo trascurre delante y detrás de las puertas; las abiertas y las cerradas. Que su paso deja huella en cada rincón, en cada mota de polvo, en cada rayo de sol y ráfaga de viento. Me recuerda que yo estuve ahí, en aquel entonces. Y una voz que no sé de dónde viene me dice que, aunque lo haya olvidado, formé parte de cada minuto, de cada segundo y en su medida, en su justa medida, mi presencia hizo que algunas cosas, algunas personas y algunas circunstancias sucediesen de aquella forma y no de otra. Fui importante, remarca. Todos lo somos, aunque a veces se nos olvide, aunque no nos lo digan o no lo aprecien nuestra presencia siempre es trascendental, afirma contundente.


Dejo que su tono melancólico y al tiempo lleno de verdad y fuerza haga que recuerde a los que vinieron, estuvieron y se fueron sin saber por qué. Desaparecieron de repente, como si nunca hubiesen estado. Como si todo fuese una gran mentira. Tal vez lo era, pienso. En parte estoy segura que así fue. Otros fueron intermitentes en sus idas y venidas, igual de inexplicables. Y los últimos, los que verdaderamente importan, aún están aquí. Reímos, lloramos, corremos y renqueamos juntos, porque de eso se trata: de ser y de estar siempre ahí; a la vuelta de la esquina.


Antonia J Corrales © Copyright 5 de mayo 2023

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