Una del derecho y otra del revés
A veces digo, y qué más da, otras hago un ovillo
con mis pensamientos y sentimientos encontrados. Un ovillo que suelo guardar y
al que, de cuando en cuando, doy vueltas en mis manos como si fuese una pelota
anti estrés. Pero su giro entre mis dedos me produce desazón, tristeza y me
paraliza. Un ovillo que no tiene color porque poco a poco, vuelta tras vuelta,
se torna gris. Hasta que alguien, algo o algunas palabras tiran de uno de sus
cabos y lo deshacen. Y respiro, respiro aliviada porque comprendo que en vez de
hacer una madeja con todo aquello que me entristece y me paraliza, debo tejer un jersey a colores,
de colores fuertes y llenos de vida, como los del arco iris. Un jersey largo y
amplio que proteja mi alma y le recuerde a mis pasos que dejar de caminar no
sirve para nada, que la memoria debe ser selectiva porque estamos hechos para
luchar.
Tengo infinidad de madejas que deshilachar, de
colores, de muchos colores vivos que me recuerdan que la vida hay que tejerla una y otra vez: una del
derecho y otra del revés. Y, así, sin que
se me antoje, sin percibirlo, he tricotado un jersey; mi jersey.
Antonia J Corrales © Copyright lunes
27 de abril 2020
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